ALFIL NEGRO

EL QUE NO SE MUERE A TIEMPO
SEGURO QUE NI OFRENDA LE TOCA

El día de muertos, el “Xantolo” para los huastecos que no podían pronunciar la palabra latina “SANCTORUM”, que significa: “De los Santos” y se les hacía más fácil decir “Xantolo”, está a la vuelta de la esquina con toda su riqueza de tradición y de veneración por los difuntos, nuestros seres queridos que han muerto y que permanecen en nuestro corazón por el cariño y el amor que les tenemos, que en estos días se hace presente de manera particular en las ofrendas, que sintetizan la manera hermosa en que les hacemos presente nuestra veneración y nuestro recuerdo, en que les decimos que para nosotros siguen vivos y cuánto nos hacen falta en este camino de la vida.
En muchos de nuestros pueblos, los muertos como en Comala de Pedro Páramo, la novela de Juan Rulfo, los muertos nunca se van, viven y conviven, sobre todo por la tarde con la gente del pueblo, que los ve y los saluda como si nada. Porque en cada pueblo hay un Pedro Páramo, un Miguel del mismo apellido, una Dolores Preciado, una Susana San Juan y un Padre Rentería, y así todos los personajes de la novela, porque más que una novela es un retrato de nuestros pueblos.
En fin, que este noviembre como cada año con toda seguridad la familia Páramo tendrá su ofrenda con toda seguridad y Rulfo también como muchas familias en nuestros pueblos.
Sobre todo porque supieron morirse a tiempo, porque eso es una virtud y un acierto, porque…
EN POLÍTICA ES DONDE MUCHOS NO SABEN MORIRSE A TIEMPO
SOBRE TODOS LOS GRILLOS QUE SE RESISTEN Y SE SIENTEN ETERNOS
Los buenos políticos saben cuándo morir (políticamente desde luego)
Saben cuándo se acaba su tiempo y se van de una vez y para siempre.
No andan con nostalgias del poder, de cuando eran grandes y menos armando grillas para estorbar al que manda.
Simplemente recogen sus tiliches y se marchan. Lo que pudieron hacer cuando tenían el poder lo hicieron y después, como el personajes bíblicos se marchan sin volver el rostro, no se vayan a convertir en estatuas de sal.
Pero los hay QUE NO SE QUIEREN MORIR, QUE SE SIENTEN ETERNOS, QUE SE CREEN INDISPENSABLES… que sin ellos el mundo no camina.
Y dan una guerra, que no vea usted.
Si tenían un hueso más o menos grande, sienten que era de ellos y de nadie más, cuando lo pierden primero como que se entristecen y después amenazan a quien se los quitó, con el poco de poder que les queda y con el mucho de dinero que lograron a las buenas y a las malas, porque no entienden que el estado ya nos los considere, si son unas maravillas.
Y hablan pestes del actual mandatario, porque no sabe hacer las cosas, y ellos, claro que sí… pero no los llaman.
PATÉTICO CASO DE UN PERSONAJE EN LA UNIVERSIDAD
En este momento todos observamos el patético caso de un personaje que no quiere entender que sus mejores días como dueño de la universidad ya pasaron.
Que parece ser el momento de recoger sus chivas y dejar que otros tomen la estafeta y sigan construyendo el futuro de la casa de estudios.
Hizo cosas buenas sin duda alguna, pero su tiempo parece que se agotó.
Así es esta cosa. Todo tiene principio y fin… Nadie es indispensable, por eso existe la muerte, porque nadie es eterno, todos necesarios sí, pero hasta ahí.
Hay que saber cuándo irse, para que no lo corran a uno.
En cuestión de la vida, hay que saber morirse a tiempo.
Para que haya ofrenda.
Si no, ni eso.
Lo peor de todo es que las voces de la sociedad hacen coro en su contra, ya se sabe que vox populi vox Dei.
Parece la hora de abrir la puerta… y decir adiós.

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