(Hace unas horas un jovencito en Monterrey entró a su salón de clases con una pistola y disparó contra sus compañeros y su maestra y al final se suicidó en un hecho que es inédito en nuestro país y que se presta muchas reflexiones, pero particularmente para aceptar que en la lucha contra la violencia nadie está sin responsabilidad y que todos tenemos algo qué hacer, porque cuando la violencia mortal llega hasta nuestros hijos, no hay manera de hacerse a un lado o de irse por la fácil de culpar al de enfrente o peor tantito de pegar de gritos en el eterno escándalo al que hemos recurrido por siglos para no comprometernos. Es la hora de hacer algo como padres de familia, como hermanos, como ciudadanos como hidalguenses, porque no vale que por irresponsables dejemos que empiecen a darse casos como el de Monterrey…)
NUNCA MÁS LA QUIJADA DE BURRO DE CAÍN
¿Dónde está Abel tu hermano?….”no sé. ¿Soy Yo acaso Guardián de mi hermano? Dice el Génesis que este diálogo se dio entre Jehová Y Caín después que éste había matado con una quijada de burro según la tradición a su hermano, en lo que debe ser aceptado de acuerdo a la biblia como el primer crimen de la historia, el primer hecho de violencia, y desde luego el primer fratricidio pues es un hermano el que asesina a su hermano. Y como sea el primer hecho de violencia terrible que después se multiplicaría tanto que nos alcanzaría hasta acciones como la de ayer en Monterrey.
Lo que pasó el día de ayer puede provocar muchas reacciones entre ellas las clásicas de quienes buscan culpables y se cubren de ceniza la cabeza culpando del hecho al vecino, y para lo sucedido a la autoridad, y en el extremo como ya es una costumbre que seguramente no faltará al Presidente de la República porque no cuesta nada y como que viste al que acusa. Total es la moda culparlo de todo y una mancha más al tigre no dice nada nuevo.
Sin embargo y aunque parece que no faltarán los que caminen por esta senda facilona, el caso debe darnos la oportunidad de actuar de manera distinta, de aceptar nuestro papel de ciudadanos adultos y de aceptar que en este caso como en otros, no sólo debemos jugar el papel de reclamar y culpar de todo a otros sino de ser responsables de lo que pasa y por lo mismo de ser parte de la solución si queremos actuar como adultos y como mexicanos serios y como hidalguenses apegados a nuestra historia.
Porque no se vale sacarle el bulto a nuestra responsabilidad en este caso de la violencia, que aquí se manifiesta en un niño pero que en nuestro estado ha encontrado muchas manifestaciones con cara de abusos sin que nosotros como ciudadanos hagamos nada, sino sólo dejar hacer dejar pasar y si acaso criticar al gobierno y volver la cara para que otro arregle el desbarajuste que los vivos de siempre provocan porque nadie se atreve por lo menos a señalar como abuso.
Todo indica que la mayor violencia que puede sufrir un pueblo es el de ser víctima de la corrupción por parte de quienes se dicen ser sus servidores y que quienes luchan para desterrarla merecen ser apoyados por lo menos con la simpatía ciudadana. Seguramente algo le dice esto, en la política actual del gobernador OMAR FAYAD que ha hecho de la lucha contra los corruptos una bandera que se merece de parte de los hidalguenses su apoyo para frenar la voracidad de quienes usaban el poder para enriquecerse con el dinero del pueblo.
Con esa decisión no es de extrañar que ayer mismo la Secretaria de Educación Pública SAYONARA VARGAS anunciara las medidas que se fortalecerán para frenar la violencia en las escuelas de Hidalgo: el Programa Nacional de Convivencia Escolar con atención para 751 escuelas con servicio para 100 mil escolares y especial atención al Programa estatal de Prevención, Atención y Erradicación de la Violencia Escolar donde se detectan y canalizan las posibles manifestaciones de violencia además de otras medidas que se robustecerán para garantizar la tranquilidad en las escuelas del estado.
LAS FAMILIAS…
Si bien es cierto que el estado responde con hechos a la inquietud que debe existir en las familias del estado, también lo es, que sin la participación responsable de los padres de familia, Y SIN DUDA DE LOS MAESTROS y de todos nosotros, la meta de la paz en la entidad es muy difícil. No es posible que la tranquilidad del estado dependa de la voluntad en ocasiones de unos cuantos que pueden tomar las calles o las dependencias, en el uso legítimo de su derecho a manifestarse pero en muchos casos lastimando el derecho de la mayoría a vivir en paz.
Una cosa es cierta, la quijada de Caín no se debe desenterrar para la violencia como sucedió en Monterrey… eso depende de nosotros.