(Después de tanto ruido en esta aventura de vivir, llega el momento que nos ha de llegar a todos sin excepción, de dejar todo para iniciar el viaje que no tiene retorno y del que nos rescata un tiempo el recuerdo que se haga de nosotros y que al final se perderá porque así es la ley de la vida. Por eso mientras hay tiempo hagamos de nuestros días la oportunidad de servir y de acciones buenas para nosotros mismos y para los demás, porque cuando llegue el día de la partida será el inicio de ser sólo memoria en que las buenas acciones contarán como monedas de oro. En la fiesta de muertos como que el tema es obligado y no es cuestión de dejar pasar la oportunidad para reflexionar en un tema tan importante como la muerte que se quiera o no tarde que temprano estará con usted, conmigo, con él, con nosotros y más vale hacerse a la idea porque no es realidad que esté en votación, porque no es asunto democrático sino un hecho que se dará sin depender de nuestra aceptación o de nuestra voluntad).
LOS QUE SE FUERON HACE UN RATO
En estos días de muertos vale la pena pensar en quienes parece que se fueron hace un rato, aunque ya tenga su tiempo en que se marcharon para no volver, pero cuyo recuerdo queda entre nosotros como testimonio de que aquí estuvieron y de que caminaron junto a nosotros, en esta aventura que se llama vivir.
Hablaremos de quienes en los últimos años se fueron siendo personajes públicos, pero que con el paso del tiempo su imagen se va borrando pese a que en su momento eran o bien muy estimados o muy respetados por el cargo y las encomiendas que tenían.
Me viene a la mente don HUMBERTO LUGO GIL, quien fuera Gobernador interino de nuestro estado apenas 5 meses, del 30 de octubre de 1998 al 31 de marzo de 1999, cuando JESÚS MURILLO dejó la gubernatura para evitar mayores problemas con JOSÉ GUADARRAMA que perdió entonces la primera de muchas batallas en busca del cargo de Gobernador.
Don Humberto fue un gobernador que no dejó mucha huella porque no tuvo tiempo, pero que hizo una larga carrera política y que como sea su muerte el 9 de mayo del 2013, a los 79 años de edad por una afección pulmonar, causó pesar en la clase política que para estas horas ni ofrenda le ponen porque así es la política en todos lados.
Cómo no recordar a GLAFIRO CHÁVEZ, quien perdiera la vida por un derrame cerebral cuando era Secretario de la Contraloría y Transparencia y sin duda uno de los servidores públicos más queridos de la administración pública, y a quien se le sigue recordando como buen servidor y como alguien que hizo de la amistad un compromiso.
Falleció el 13 de julio del año 2013 y su memoria se mantiene viva. Descanse en paz.
RAMSÉS SALANUEVA murió el 29 de febrero de este año 2016. Lo conocí y lo traté. Era alegre y positivo, porque así veía la vida y a los seres humanos, aparte de ser poeta y escritor y desde luego periodista. Tenía 42 años cuando se fue y dejó la lección de que cualquier día nos podemos ir y que lo importante es dejar en la memoria la herencia de los buenos hechos como los de Ramsés, que se fue pero dejó esta herencia para todos.
LUIS GIL BORJA. Era delegado del Consejo Nacional de Fomento Educativo y murió de cáncer el 15 de septiembre del 2014. Amable, sonriente, fue en palabras de Carolina Viggiano, en ese tiempo titular de CONAFE, un “guerrero” que enfrentó su enfermedad con entusiasmo y con esperanza. Lo entrevisté cuando ya estaba enfermo pero no derrotado, alegre y trabajador, no dejaba sus responsabilidades que atendió hasta el último día de su vida. Fue una personalidad que honró el cargo de Rector de la UAEH y todos los encargos que tuvo, particularmente el de ser humano, que cumplió a cabalidad. De verdad un orgullo haberlo conocido. Tanto que no he borrado ni su nombre ni su teléfono de mi lista como homenaje permanente a su memoria, junto con el de RAMSÉS con el mismo sentimiento.
A todos ellos una gran ofrenda de buenos recuerdos.
Se la ganaron, aunque con toda seguridad el olvido empieza a carcomer su imagen.
Porque así es la ley de la vida.
En todo caso, con todo respeto, descansen en paz.