ALFIL NEGRO

(16 días y todo empieza nuevamente en el gobierno del estado con OMAR FAYAD como nuevo GOBERNADOR. Los días se cuentan fácilmente porque  son unos cuantos. Los que eran y fueron oportunidad para trascender ya se fueron. Ahora viene el juicio de la historia, de los ciudadanos, de la propia conciencia, sobre todo en el silencio, cuando ya nadie le dirá al que se va “Señor Gobernador”, porque su tiempo se acabó)

HAY DE DESPEDIDAS A DESPEDIDAS
“Dicen que no son tristes las despedidas, dile al que te lo dijo que se despida”, dice un dicho popular que resume en unas cuantas palabras mucho de lo que deben ser las despedidas, sobre todo de responsabilidades que tienen posibilidades de alcances para la historia de los personajes en este escenario de tener que dejar algo, porque así se los pide la circunstancia de los hechos.
Dejar una gubernatura debe ser fácil o difícil a la vez. Fácil porque quien llega a este cargo, sabe de antemano que es un cargo que tiene principio y fin, con fecha y hora de entrada y salida y que no hay manera de hacer crecer el tiempo ni un minuto más. Hacerlo decrecer sí, por muchas causas. Difícil porque acostumbrarse a ejercer el poder, casi a mover montañas y ríos dentro de lo que es el servicio a la comunidad, y ni se diga el manejo de las historias de miles de gentes, pero sobre todo ser el eje sobre el que gira la vida del estado todos los días, de tal manera que una sonrisa significa muchas veces la buena suerte para muchas personas o un mal gesto la desgracia para otras, en una figura exagerada pero que da una idea lo que es el poder.
Seguramente  amanecer sin el poder, sin la autoridad, para decidir sobre la vida del estado, para recibir el tratamiento de “Señor Gobernador” como es tradicional para quien es el titular del Poder Ejecutivo, no debe ser fácil, y el desayuno debe saber distinto, pese a la presencia de algunos colaboradores que poco a poco irán desapareciendo conforme vayan encontrando acomodo en alguna nueva oportunidad.
Pero sobre el no DECIDIR, el no ser quien diga la última palabra en las acciones que tienen que ver con la vida de la entidad puede y debe pesar en el estado de ánimo de quien deja el cargo.
PERO HAY DE DESPEDIDAS A DESPEDIDAS
No todas son iguales.
Alguien que deja el cargo este día es JOAQUÍN LÓPEZ DÓRIGA, quien después de 16 años de ser el conductor del noticiero estrella de TELEVISA dirá adiós como su titular de acuerdo a lo que él mismo dijo por considerarlo así después de pláticas con su familia.
Sin embargo para muchos, López Dóriga se va por la exhibida que le dio MARÍA ASUNCIÓN ARAMBURUZABALA, empresaria cervecera quien lo denunció por presunta extorsión además de muestras periodísticas en que se le mostró como negociante de la información con contratos millonarios con muchos gobiernos de estados, y no siempre de manera limpia .
Al parecer el escándalo no lo aguantaron los directivos de Televisa, que prefirieron cortarle la cabeza al conductor que hoy dejar el noticiero, en medio del escándalo aunque él lo niegue.
Es una salida poco digna.
Muy distinta a la de JACOBO ZABLUDOVSKY que  por lealtad a su hijo y siendo la gran figura de Televisa y con el ruego de Azcárraga para que no se fuera, una noche sólo dijo: “24 horas termina hoy. Muchas gracias. Buenas noches”, y con ello daba fin a una presencia en la televisión mexicana llena de historia y de indudable presencia histórica.
Su salida fue en medio de aplausos y de enorme cariño de todo el personal de Televisa esa noche en que se fue para no volver nunca más. Esa fue una despedida digna,  que dejó muchas lecciones. Cuando más poder tenía, se fue por ser buen padre, antes que el periodista que sacrificara a su hijo.
Otra despedida con mucho de trágico-cómica fue la del grupo musical BRONCO, que se pasaron despidiéndose meses y meses con el fastidio al final de sus aficionados que ya no les creían  nada. La muerte de algunos de sus componentes fue acabando con lo que era este grupo y que quiso hacer de la despedida un gran negocio.
Y así vienen las despedidas de toreros, futbolistas, artistas, cantantes, etc. La  mayoría se van pero no se van, porque al rato los ve uno dando lástima en escenarios de tercera porque no se acostumbran a no ser lo que eran.
En política puede ser lo mismo, aunque los políticos serios cuando se van, lo hacen en serio y no vuelven.
Que debe ser difícil, sin duda alguna.

Related posts