¿UNOS NACEN PARA MANDAR Y OTROS PARA OBEDECER?
Ahora que vivimos los días de la lucha por la gubernatura, el cargo de más alto poder en el estado y que se dan hechos y decisiones en que parece que el poder es asunto sólo de partidos y de grupos, así como de personajes fuertes, y no del pueblo, aunque se invoque mil veces esta palabra, porque se dice que todo se hace para servir mejor a la gente y llevarla a niveles superiores, bien vale la pena preguntarse si hay gentes que nacen para mandar y el resto para obedecer a los predestinados, por quién sabe qué poderoso designio, para caminar por las sendas de la vida con el bastón de mando y los demás a postrarse ante estos iluminados.
Porque se supone que en las democracias, como la nuestra, el origen del poder, porque de este hablamos, lo da y legítima la voluntad ciudadana a través de votos y no los apellidos poderosos, grupos de fuerza y menos la imposición de la idea de que el poder es para unos cuantos que lo ejercen por años y años, en una sucesión que no sólo es de partidos sino de personajes que concretan la idea de que el poder se hereda, y para ello los que ya lo tienen le van abriendo las puertas de las oportunidades a hermanos, hijos, y amigos para que la estirpe gobernante no se extinga.
Esto de que unos nacen para mandar y otros para obedecer, no tiene más bases que el abuso y la ambición, porque esta afirmación equivale a decir que no todos somos iguales cuando sólo la capacidad y virtudes cívicas nos deberían permitir llegar a los cargos en que se ejerce poder, que no es otra cosa que hacer presente en esa responsabilidad de los cargos públicos la voluntad ciudadana.
Desde esta perspectiva, la lucha por el poder debe permitir que lo ganen los mejores en todos los sentidos de la realidad de vida, y nunca que se llegue a esos cargos por lo que significa un apellido y peor tantito, en muchos casos porque así lo quiere quien tiene en esta hora el poder, que lo interpreta como propio y se siente con el derecho de heredarlo o darlo a SUS gentes.
En esta hora, el discurso tiene sin duda mucha importancia, como la propaganda en información, como los espectaculares, donde se busca vender una imagen humanista y solidaria del candidato, pero algo o mucho ha cambiado, hasta el grado de que el ciudadano harto de los que se sienten nacidos para mandar los bajan del caballo y no siempre de buen modo.
Y hay partidos y personajes que lo saben, y que no pueden perder de vista que en esta hora de igualdad, sobre todo de oportunidades por el poder, ya nadie cree eso de que unos nacen para mandar y otros para obedecer, y que esto más bien se interpreta como abuso y factura que se tiene que pagar y cobrar.
Y en esas andamos.