HACE FRÍO
Adalberto Peralta S.
Es una noche fría
como ausencia y nostalgia
de algo que se ha marchado
o de ilusión perdida.
Es una noche fría
en que todo se extraña,
y todo duele un poco,
en que el alma es un ave
que se duerme asustada,
y el corazón tirita
de extrañar los recuerdos.
Es una noche fría
en que añoramos tristes
la caricia sagrada
de la madre ya ausente,
y nos duele la risa
del niño que perdimos.
El frío hace del cielo
refugio de cometas,
de hielo y de silencios,
las calles no se mueven
y sólo se oye el grito
del que vende tamales,
y recorre la vida
apóstol de la esquina
de dulce y rajas bravas.
El frío me trae recuerdos
de caminos y parques,
de campanas que cantan
villancicos de dulces,
y una imagen Santa
de la Virgen María
donde recé de niño,
y hoy vuelvo con mi rezo
por la salud y vida
de mis niños hermosos,
razón de esta mi vida
manecillas cansadas
y las horas contadas.
El frío todo lo aquieta
la luna no se mueve,
el árbol es fantasma
que se asoma curioso
al ver pasar el viento,
y un ave distraída
cruza el cielo de hielo,
y un perro medio ladra
escultura del miedo.
El frío me dice a gritos
que la vida se pasa,
que tenemos el tiempo
para hacer de las horas
un horno para panes,
que adornen nuestras mesas,
donde podamos todos
en liturgia sagrada
agradecer la vida,
la esposa y nuestros hijos.
El frío es una carta
que nos manda el creador,
para que no olvidemos
que el frío que más nos duele
debe ser el olvido
de lo que más queremos,
y comprender entero
que esta flor del recuerdo
del amor de los nuestros
sólo florece eterna
con amor y amor.
Es una noche fría…