LA DOBLE APUESTA AL ROJO Y AL AZUL
Ahora que ya se sabe quienes serán los candidatos de Morena, del PRI que abandera la alianza de “Va por Hidalgo”, y de Movimiento Ciudadano, en las personas de JULIO MENCHACA, CAROLINA VIGGIANO Y FRANCISCO XAVIER., respectivamente, se inician dos conductas muy claras: una la de manifestaciones de apoyo a los aspirantes venidas de todos los grupos sociales y laborales, lo que desde luego está bien porque de eso se trata, de que los ciudadanos decidan por el conocimiento de los precandidatos que se tiene por su historia personal y por lo que dicen y hacen en esas hora.
Apostar por alguno de ellos es hasta sano, porque se genera competencia y de alguna manera se va midiendo la aceptación que tienen, por lo que todos podemos ver de opiniones en medios de comunicación, redes sociales y pláticas, que tienen más credibilidad y seriedad que las encuestas pagadas, que no son más que trajes a la medida de acuerdo a lo que se pague.
Pero hay una segunda conducta. La de aquellos que le hacen carita sobre todo a Julio y Carolina, que son los que tienen más posibilidades, en una doble apuesta, pues lo mismo le juran amor eterno a uno que a otra, asegurando el cobro del premio gane quien gane porque en el fondo no le van a nadie y sólo apuestan para tener tajada en el pastel, con el que gane, sea quien sea.
De ese modo estarán siempre con el ganador y con argumentos para cobrar y esperar algo bueno.
Y esto de apostar a los dos mejor posicionados es un conducta que se da en todos los grupos sociales, porque es seguro y sólo cuesta pararse frente al candidato y decirle fuerte” contigo candidato cuenta conmigo”.
Ahora imagínese lo qué pasa cuando el candidato le llama a alguien porque quiere que le ayude en la campaña, sobre todo si son gallos viejos acostumbrados a cobrar y caro y que le conocen al juego de los cargos, salarios y compensaciones, en este escenario del ejercicio del poder.
Les toca a los candidatos actuar con prudencia y evitar el jueguito de los apostadores en las elecciones, porque son verdaderos galleros profesionales de los que la gente está harta.