SOÑÉ…
Aunque hace mucho tiempo
que no recuerdo mis sueños,
anoche mientras dormía
tuve un sueño que recuerdo.
Soñé que mi hermano amado,
el que nos dejó una tarde,
regresaba como siempre
alegre y contando cosas,
optimista ante la vida,
me dijo que todo pasa
que lo importante se queda,
el cariño de los hijos
y el amor de la esposa,
y se fue por esa calle
que termina allá en el cielo.
Después soñé en mi pequeño,
ese niño que extrañamos,
tocó a la puerta sin duda
y me dijo voz de nubes:
padre vengo a visitarte
y a besar a mi madre,
salúdame a mis hermanos
diles que estoy muy contento
y que los cuido por siempre
que soy su ángel de la guarda.
En el sueño vi las plazas
llenas de gente contenta,
familias llenas de gozo
madres llevando a sus niños,
plazas con gritos de vida
iglesias llenas de fieles,
y las calles, ríos de risas
de canciones y de flores,
en los jardines los novios
y en mi ciudad la esperanza
otra vez en buena danza
otra vez canción de vida.
Soñé hospitales vacíos
sueros en bodegas frías
salas de espera sin gente,
jeringas por miles quietas
que ya no nos hacían falta,
porque la vida brotaba
en cada casa del pueblo,
ciudades con alegría
la noche por fin vencida,
y el sol brillando en lo alto.
Yo no soñaba hace mucho,
y si soñaba olvidaba,
pero este sueño de anoche
me trajo paz y alegría
porque me dijo muy fuerte,
que para pasar la noche
se deben soñar las luces
de un nuevo día glorioso.
Y soñé cuando estudiante
el salón y mis amigos,
los juegos y las materias
los exámenes y pruebas,
y aunque muchos ya se fueron
todos estaban presentes
sin canas ni enfermedades
tiempos que ya se nos fueron.
Soñé en las calles del pueblo
todas piedra todas sombras,
mi madre con su rebozo
mi padre con su sombrero,
siempre cerca nunca lejos
sueño de amor y ternura.
Cuando desperté del sueño
tenía el alma de diamante,
toda llena de esperanza
de recuerdos y de rostros,
seguro de que las sombras
van en franca retirada
y que la vida regresa.
Anoche soñé, soñando.