ALFIL NEGRO

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LO QUE EL AGUA SE LLEVÓ

Las inundaciones en 9 municipios del estado, particularmente Tula, iniciadas en la madrugada del 7 de septiembre de este año, han lastimado severamente a los ciudadanos de esta región del estado, principalmente con la muerte de 17 enfermos del hospital del IMSS, que ante la falta de electricidad dejaron de recibir la asistencia respiratoria requerida en su tratamiento. Y los números iniciales van apareciendo para dar cuenta de la tragedia en cuestiones materiales : al menos 31 mil viviendas afectadas, unos 1700 negocios comerciales, y más de 70 mil personas  damnificadas.

En una primera mirada 10 balnearios con daños,14 sistemas de agua potable, hospitales, escuelas, puentes y en general las vías de comunicación.

Es claro que el gobierno del estado no tiene el presupuesto para atender, no tanto lo inmediato que es la atención de los efectos de primera necesidad que lo hizo desde el primer momento, sino lo que viene después de la tragedia , para enfrentar con éxito las urgencias de reconstrucción de edificaciones tanto públicas como privadas y los problemas que pueden llegar en materia de salud sobre todo. 

El gobierno de la República atendió el llamado del gobierno de Hidalgo para declarar zona de desastre a los municipios afectados, lo que abre las puertas para que reciban los apoyos necesarios.

El gobernador ha sido muy claro al puntualizar que las inundaciones con todos sus efectos tienen su raíz en una realidad que urge de respuestas de tipo nacional : la llegada a Hidalgo de las aguas residuales, negras, Del Valle de México y principalmente de la Ciudad de México, sin un programa eficiente que les de tratamiento y las mida en su llegada a Hidalgo con los efectos que todos lamentan.

Y planteó la urgencia de un PLAN INTEGRAL ECOLÓGICO PARA TULA, que debe contemplar plantas tratadoras de estas aguas, obras para tener un paso seguro por Hidalgo, y atención para frenar la contaminación que provocan la refinería, la termoeléctrica, cementeras y caleras que han convertido a Tula en un infierno.

La propuesta es grande, pero del tamaño del problema.

Les tocará a diputados y senadores del estado empujar este proyecto ,sin temores y con responsabilidad para con el estado.

Si no lo hacen por cálculos políticos serán una vergüenza y le habrán fallado a su estado.

Mientras tanto el agua se llevó vidas humanas, patrimonio de miles de gentes, edificios públicos y privados y sobre todo la confianza de los ciudadanos  y sus ilusiones, y ni se diga de su esperanza en muchos políticos que han tenido el cinismo de querer pescar en este río revuelto.

Si el daño material es terrible ,parece mayor en la fe y esperanza de muchos hidalguenses.

Lo que el agua se llevó…