
UN GRITO EN SILENCIO
Mañana es 15 de septiembre, “la noche DEL GRITO”, esa ceremonia que desde niños aprendimos a ver como expresión de ser mexicanos y que por la participación festiva de la gente, que responde a las arengas de quien da el grito con ¡Vivas! emocionados, se convierte en una fiesta tricolor a lo largo y ancho del país.
La pandemia del Covid-19 que llegó a nuestro estado el 19 de marzo del 2020, convirtió esta fiesta en un grito en silencio, porque por segunda ocasión no habrá fiesta, porque no habrá gente en las plazas, ni música tradicional, ni antojitos mexicanos, ni vivas multitudinarios y solamente en una plaza vacía el gobernador Fayad dando lo que será su último grito, porque la pandemia por segunda ocasión, evitará que se lleve a cabo esta ceremonia tradicional como otros años.
Y lo mismo pasará con toda seguridad en el resto del país, empezando por el grito en el zócalo de la Ciudad de México, donde el Presidente Obrador dará el grito pero ante una plancha del zócalo vacía, y haciendo de la tecnología un camino de participación ciudadana.
Son tiempos especiales los que nos tocan vivir, y en donde los héroes son los médicos, enfermeras, y todo el personal de salud, que muchas veces pagan con su vida el servir a los enfermos.
Los héroes patrios son ahora, en nuestro estado, cientos de ciudadanos que anónimamente limpian las calles y casas dañadas por las inundaciones, y que lo hacen por ayudar y ser solidarios, no por aparecer en fotos, o porque quieran hacerse famosos, y menos por intentar, como algunos, aprovecharse de la desgracia para buscar el poder u otro tipo de ganancias.
Y quizá sea un grito más poderoso porque en su silencio rescata los valores más importantes que tenemos como seres humanos, como es el amor al prójimo y la compasión.
Aunque no haya grito, ni fiesta, ni luces en los fuegos artificiales, es una buena ocasión para gritar desde el fondo del alma un ¡viva México!, como deseo entero de que ya amanezca un nuevo día.