ALFIL NEGRO

ALFIL NEGRO

Bueno y malo

Adalberto Peralta S.

Después de muchos años 

caemos en la cuenta,

que ya hemos conocido

personas y ciudades,

que ya pasado el tiempo

son memoria y recuerdos,

alegres muchas veces

y otras veces tristezas,

que construyen a golpes

lo que fuimos y somos.

Conocimos por suerte

o por designio eterno,

a una mujer hermosa

que ahora es nuestra esposa,

y luego la sonrisa de los hijos hermosos 

que crecieron tan pronto,

que ahora que caminan

por su senda elegida,

siguen siendo pequeños

y ya grandes y fuertes,

hay horas en su vida

que vuelven y encuentran

el abrazo sin tiempo

de su madre y su padre… 

Conocimos o pudimos

caminar muy contentos 

a orillas del río Sena,

Manzanares o Tíber,

rezar emocionados 

basílica de Roma,

y respirar el frío 

del Círculo Polar,

y recorrer sintiendo 

que el corazón saltaba

la Senda del Viacrucis

Jerusalén eterna… 

Traemos en la agenda

la escuela de pequeños,

donde aprendimos todos

el amor por la patria

Y el respeto a la gente,

y la presencia hermosa

de tantos compañeros

que la vida nos dio… 

Tenemos muchos años

también muchos recuerdos,

facturas que nos dicen

que tenemos camino

y senda caminada… 

Hay recuerdos de todo,

del pueblo nuestro origen,

y suenan en el alma

las campanas de plata

de la Vieja capilla,

donde siendo unos niños

nuestra madre en las  tardes

nos enseñó por siempre

el valor de los rezos 

la fuerza de la fe… 

Y vive en nuestra mente

un camino de tierra,

por donde siempre vimos

al padre campesino 

volver de sus barbechos

guerrero como un sol… 

Cuántas cosas vividas

que ahora son recuerdos,

Los padres que se fueron

los hijos que se marchan, 

los años que tenemos,

muchos sueños logrados

intentos que se hicieron,

Paisajes todos bellos,

cuántos libros leídos, 

museos que visitamos, 

para mirar con calma

que de todo lo hecho

de todo lo logrado,

al final entendemos

que nada se compara

al amor de la esposa

de los hijos y hermanos,

amigos del camino

que junto con nosotros

recorren sus veredas,

para ser con el tiempo

solamente un recuerdo,

que dura casi siempre

el tiempo que el cariño

nos tiene en su memoria,

y después todo pasa

y empiezan nuevas cuentas

en este gran desfile,

en que todo se marcha

para ser un buen tiempo

recuerdo y añoranza 

de todo lo que fue.

Nos queda la esperanza

de la fe cuando niños,

de saber que la vida 

se sigue más arriba,

donde otra vez unidos 

viviremos por siempre

sin temor a la noche

y todo será luz.

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