LA POLÍTICA Y EL FUTBOL
Son dos actividades aparentemente sin ninguna relación, pero que se parecen mucho empezando porque muchos las realizan con las patas y en donde se vale de todo aunque con cara de honorabilidad. Y ya en la práctica se dan de patadas y de mil maneras buscan engañar a la autoridad o sea al árbitro, nunca tienen la culpa de los errores que cometen, se venden al que paga más, porque aunque dicen amar a muerte su camiseta partidista siempre tienen un ojo puesto en el equipo poderoso para ver si lo compran.
Haga usted de cuenta que hablamos de un partido político.
Repasemos un partido de futbol cualquiera, pero de preferencia los que se llaman “clásicos”, que deben ser como los días de elección o de campaña.
En la cancha se supone que están los mejores jugadores de cada equipo, pero no, e igual sucede con los candidatos, que si se quiere ganar la elección deben ser, se supone, los más capacitados y que garantizan el triunfo.
Cada equipo en el fútbol generalmente manda a los que encajan en el pensamiento (estrategia le llaman) del entrenador o a los intereses económicos del club, que si quiere desprenderse de algún jugador o le urge dinero, los ponen a jugar para que se luzcan y los vendan más caros.
Y en la banca muchas veces se quedan jugadores muy buenos, pero que no van con con las ideas del entrenador.
Igual pasa en política, donde a la hora de elegir candidatos si bien se busca o se debería buscar a los mejores, con lealtad al partido y trabajo, sucede que en muchos casos (más antes que ahora), ganaban candidaturas los recomendados, los que tenían buen padrino o representaban el pago de cuotas a personajes o grupos de poder o porque así le convenía al partido que hasta perdiendo ganaba.
Actualmente Morena repite estas viejos prácticas en Hidalgo y tuvo la desfachatez de querer meter a la cancha a jugadores tan desprestigiados como Francisco Xavier y mandar de titulares al juego electoral a cartas que ni del partido son y que demuestran el desgarraste de este instituto, pues no se entiende cómo o por qué, aparecen en la cancha Sosistas que han destruido la imagen de Morena por su actitud de servilismo al Grupo Universidad, como Lidia García e Isabel Alfaro, buscando reelección a nombre de Morena aunque en la práctica tengan cero compromisos con este partido.
Dígame usted si no hay semejanzas entre el fútbol y la polaca.
Y YA EN LA CANCHA, parece que gana no el que juega mejor sino el que hace más trampas.
FINGEN que los atacan y lesionan para que el árbitro castigue al contrario. Se tiran al suelo y pegan de gritos como si los hubiera embestido un taxi, aunque ya se sabe que no tienen nada. Se retuercen de dolor como si estuvieran en agonía y casi siempre no tienen nada.
Como hacen algunos candidatos que se dicen perseguidos y amenazados para llamar la atención porque nadie los pela.
Los entrenadores gritan y manotean contra el árbitro al que le exigen que hagan lo que ellos quieren. No sé si usted recuerde a un entrenador que le decían “el piojo”, que en todos los partidos gritaba, se jalaba los pelos y gritaba como loco porque nunca estaba de acuerdo con lo que pitaban los árbitros.
Como sucede ahora con el INE al que quieren desaparecer porque no actúa como ellos quieren.
Ni se diga del IEEH, que sufre las iras de algunos que no sienten que les hagan justicia, como los supuestos discapacitados.
Con una diferencia… los futbolistas divierten, los políticos, sobre todo los que abusan, no.
Y ya cansan.