
VACUNAS: LA MADRE DE TODAS LAS CAMPAÑAS
Las vacunas, que son para todos como un madero para flotar en el mar del miedo y del temor por lo que significan de vida en su consideración más fuerte, se convirtieron en un botín político, sobre todo por el tiempo electoral que vivimos, en que se intentó cosechar sin haber sembrado, buscando ponerse la capa de héroes y salvadores del pueblo.
Convencer a los ciudadanos que tal personaje de la vida social o equis político o partido fueron los que lograron las vacunas, no por su obligación sino porque son súper fregones y muy responsables con la gente, es asegurar en tiempos electorales muchos, pero muchos votos de agradecimiento y reconocimiento.
Desde este punto de vista las vacunas son la madre de todas las campañas, y quizá por ello la aparición de pescadores en río revuelto y de muchos que intentaron cosechar donde ni siquiera habían sembrado, pero que intentaron hacerse los aparecidos, para ver si pegaba su jugada gandalla.
Desde luego para estas horas es difícil dorarles la píldora a los ciudadanos o darles gato por liebre, porque la mayoría sabe quién y quiénes trabajaron en serio por la salud de sus familias, con hechos y acciones públicas y no con apariciones fugaces, con la intención de hacer creer a todos que ellos y sólo ellos son los que lograron vacunas y todo lo que se tiene para combatir la pandemia.
Lo que se logró fue un enredijo para su aplicación, como lo sucedido el primer día de vacunación a los adultos mayores en Pachuca, donde por falta de experiencia aquello fue lamentable, con la presencia de unas personas a las que se les llama siervos de la nación y que no sabían qué hacer para poner orden.
En los días subsecuentes hubo más orden, porque se logró un trabajo conjunto del gobierno federal y estatal, en que hubo colaboración y solidaridad de todos los niveles de gobierno y en el que el más beneficiado fue el adulto mayor.
Pero, ¿hubo alguien que ganara con las vacunas en lo político? Seguramente como decía don Memo.
Pero eso lo sabremos después de la elección del 6 de junio en que el ciudadano calificará de acuerdo a lo que ha visto, y donde los cosechadores sin haber sembrado generalmente no ganan mucho.