ALFIL NEGRO

ATENDER A LOS ANCIANOS

 

Hace unas horas el Papa Francisco pidió, exigió, atender a los ancianos, aprovechar su sabiduría con amor y con agradecimiento porque no hacerlo es pecado mortal, es decir es una falta grave para quienes tienen la fe cristiana, ya que equivale a olvidar lo mínimo de agradecimiento a quienes dieron todo su amor por nosotros, porque hablamos de nuestros padres, a quienes muchas veces los olvidamos, porque alegamos, estamos muy ocupados, tanto que a veces nos damos tiempo cuando ya es demasiado tarde.

El Papa que es muy dado a la prédica con parábolas como el maestro de Nazareth dijo que en una casa equis, el padre anciano ya no podía sostener las cucharas para comer y se derramaba la comida en la ropa, lo que a juicio de la familia, de los hijos y de las esposas y esposos de los hijos daba mal aspecto.

Entonces mandaron traer un carpintero para que le hiciera una mesa y lo mandaron a comer a la cocina y de ese modo nadie se avergonzaría del anciano y sus conciencias quedarían tranquilas.

Una tarde les llamó la atención ver que uno de los niños jugaba con unas maderas y le preguntaron qué hacía. El niño contestó, “Te hago tu mesa papá, para cuando seas grande y te vayas a comer a la cocina”.

Con esto el Papa Francisco enseñó que las acciones que hagamos se convierten en lecciones para los niños, para nuestros hijos que aprenden de nosotros y más en el trato que les demos a nuestros padres. Como los tratemos nos tratarán sin duda alguna.

Y razón no le falta al Santo Padre, porque los ancianos, son muchas veces cargas que las familias quisieran no tener, personajes que se ven como gastos y problemas, no como riqueza de sabiduría y como oportunidad para crecer en amor y unidad familiar.

A quienes todavía tienen a sus padres valdría la pena pensar en el trato que les dan, porque en su momento ellos dieron todo por sus hijos, y les buscaron los mejores caminos para que la vida fuera buena con sus niños y niñas.

Y ahora que la vida se les acaba, los hijos, por lo menos algunos de ellos los ven como carga y como problema.

Llorarles cuando ya no están no sirve de nada.

Ahora que están con nosotros es cuando debemos hacer algo por ellos y que sientan que los queremos.

Ahora que es tiempo.

Después no sirve de nada. 

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