CON CARGAR LOS PEREGRINOS BASTA
Este fin de año no es como otros, en que hacemos cuentas de lo que se ha logrado y planeamos lo que pensamos hacer para el Año Nuevo, en un ambiente de fiesta y de reuniones de celebración, que este cierre del 2020 no podemos llevar a cabo porque el Covid-19 nos rodea con un incremento de contagios y fallecimientos terrible.
Definitivamente este fin de año es diferente a otros, porque las condiciones son de vida o muerte y esto condiciona todo.
¿Cómo estarán las cosas, que el mejor deseo que podemos hacer es que se llegue con salud y vida al 2021? Porque nos damos cuenta de que la vida es sólo una oportunidad para hacer de esa brevedad de existencia una presencia digna para con nosotros y con los que nos rodean, principalmente con nuestras familias.
Al inicio de la pandemia muchos dudaban de su existencia. Porque como Santo Tomás “hasta no ver no creer”, y la mayoría no conocía a alguien que estuviera contagiado o que hubiera fallecido por este virus, lo que provocaba que no se atendieran las recomendaciones de salud y se tuviera hasta una actitud de confrontación contra los programas de confinamiento en casa, el “Hoy no circula” y otros programas, destacando políticos grillos que abiertamente descalificaron las medidas, porque en su sabia opinión lesionaban los derechos humanos como si salvar la vida de la gente fuera un error.
Pero el virus nos alcanzó, y cuando lo vimos atacando a familiares y conocidos, muchos de ellos incluso perdiendo la vida, la cosa cambió, porque la mayoría entendió que esto no era un juego.
Sin embargo, aún hay gente que no cree y que no atiende las indicaciones y se niega a usar cubrebocas o usar gel, o al lavado de manos porque alegan, que así lo hacen las autoridades federales.
Pero no son los únicos renglones dañados.
En política ningún otro partido perdió tanto como Morena, que se llevó una paliza en la elección del 18 de octubre por errores e irresponsabilidades.
Pero si alguien se derrumba a finales de este año como una torre o una muralla, mientras sus socios, miembros o cómplices ya no saben dónde esconderse, es el Grupo Universidad, que tiene signos de colapso total.
El cierre de su empresa periodística, con el daño lógico a comunicadores que de pronto se quedaron sin empleo y que ojalá reciban lo que les corresponde por ley, la derrota de Damián Sosa por decisión del Tribunal Federal Electoral y la permanencia de su líder Gerardo Sosa en la cárcel, nos dice que el 2020 fue y es el año de la desgracia de este, en otra hora, poderoso Grupo.
Ha sido un año difícil, como nunca en la historia del mundo y obvio, de México.
Por eso lo que en algún momento fue un chiste, ahora es una realidad y sin duda un buen deseo: “con cargar los peregrinos basta”.