“HAY QUE MOJARSE LOS PIES”
Los líderes de los pueblos son los que marcan el camino, los que deben ser lámparas en la oscuridad y guías de sus comunidades, porque para eso tienen el poder y el encargo popular del destino de los gobernados.
Los depositarios del poder, se convierten en cada uno de sus actos en ejemplo de conductas y modos de actuar, porque lo que haga o deje de hacer el líder en los escenarios de problemas, pasa a ser línea de conducta de los ciudadanos.
No debe ser fácil ser el líder y el personaje del poder, porque esto obliga a pensar y meditar lo que se hace y se dice.
Se supone que los actos de poder ,deben ser expresión de un estilo de gobierno, que como sean y del origen que tengan, aterrizan siempre en un fin que es servir a los gobernados, siempre en el camino de la mejoría y la solución de los problemas.
El contacto con los gobernados, el diálogo por los medios que se decidan es parte del acto de gobernar, porque se incorpora a los ciudadanos como los protagonistas de la vida de la entidad gobernada.
Cuando los gobernantes se alejan de la gente, o no caminan juntos, parece que el poder divide y que el que gobierna camino por su lado y los gobernados por el suyo, en un divorcio que lastima finalmente a todos.
Quienes buscan el poder, se supone que lo hacen para servir a sus conciudadanos y para mejorar sus condiciones, con un desarrollo que se logre con planes y proyectos, en que la voz popular debe ser guía y orden.
Estar con la gente, como origen del poder, debe ser una regla que defina a los gobiernos como buenos y no tanto.
La cercanía, es una cualidad y actitud que tiene mucho de servicio y respeto del que gobierna para con los gobernados, y cuando no se da se pierde el sentido de origen del poder que nace del pueblo y es para el pueblo.
Puede incluso no haber posibilidades de resolver una situación, pero el hecho de que el que mande acompañe a los ciudadanos cuenta y cuenta mucho.
Dice un refrán popular, que concreta esta idea de la cercanía del hombre de poder con la gente, sobre todo cuando hay problemas: “hay que mojarse los pies”.