ALFIL NEGRO

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¡AGUAS CON LOS VAMPIROS!

Aunque usted no lo crea, ya se aparecieron los vampiros en las campañas para alcaldes, esas criaturas que necesitan de la sangre para estar activos y que sin ella desaparecen según la leyenda. La sangre es lo urgente para estas criaturas y, aguas cuando aparecen, porque son un peligro para la paz y la tranquilidad.

Hasta hace unos días, las campañas no habían pasado en su plano difícil de algo de guerra sucia, alegatos, quejas y acusaciones sin sentido de algunos candidatos o aspirantes, que se quedaron fuera por irresponsables.

Fue hasta el viernes pasado, cuando por denuncia del partido Podemos, se supo de que se habría agredido a su candidato en Ixmiquilpan: Alfredo Ortiz Zamora, amedrentado con arma de fuego sin lesionarlo, pero sí a un miembro de su comitiva.

El caso desde luego mereció la preocupación del IEEH, que en voz de su presidenta Guillermina Vázquez Benítez,  llamó a la civilidad y a tratar el tema en una reunión del grupo de Inteligencia Operativa, en respuesta a la petición del presidente de este partido.

Desde luego tienen toda la razón en su petición de frenar todo intento de violencia en las campañas, porque deben ser un escenario de civilidad, donde ganemos todos.

Lo que no se vale es la aparición de los vampiros, grillos, o vampigrillos que aprovechan este hecho para llevar agua a su molino y rasgarse las vestiduras profetizando ríos de sangre.

Se debe frenar la violencia sin duda alguna, pero es una tarea en la que estamos todos comprometidos y todos tenemos responsabilidad  empezando por los partidos políticos, que deben estar atentos para vigilar que no se den estos hechos y para hacer denuncias concretas y no sólo vaguedades, para que la autoridad pueda intervenir  con certeza.

Porque hay grupos de grillos que desearían incluso que hubiera víctimas fatales, para culpar al gobierno de la violencia.

Eso no es preocuparse de la violencia, sino usarla como pretexto para sus agendas particulares.

Son los de siempre, que pese a que se les oscurece el día, no sueltan las piedras para golpear.

Pero ya se les conoce y se sabe cómo actúan. Y pese a que están en un momento de verdadera desgracia, no dejan de ser vampiros.

Quieren sangre…