BUEN GRITO
No fue como los otros gritos, a los que estábamos acostumbrados, con la Plaza Juárez llena a tope y los puestos de comida de la ocasión, con artistas que desde temprano lucían su voz y popularidad. Fue distinto, con la plaza vacía y sin el ruido que como un gran río crece y crece hasta estallar en luces del corazón con los “¡viva México!” ,que hacen estremecer el alma.
Fue distinto, sin mariachis en el escenario, sin las canciones que nos gritan que este es nuestro país, con ropajes de volcanes, de nopal y de bosques verdes, y una historia que en Hidalgo tiene su raíz fuerte en Huapalcalco y Tula y, su génesis de grito en Huichapan.
No, no fue como siempre, la noche con sabor a chalupa de papas, a elotes asados o con mayonesa y queso y tacos al pastor. Fue una noche sin ese sabor del grito, pero fue un grito con gente y sin gente, con el sabor de sentir lo que peleamos en una nueva guerra de independencia, contra la pandemia.
Gustó el grito, no por las ausencias de la gente cantando y celebrando, sino por la gente peleando por su gente, con su ausencia en la plaza diciendo cuánto le importa la vida de su familia, de los hijos, esposas y esposos, hermanos y amigos.
Con nuestra ausencia, estuvimos presentes como uno solo, para decir que en esta nueva guerra, estamos unidos y juntos, defendiendo lo más sagrado de nuestras vidas que es la familia.
Y gustó la forma en que se realizó.
El gobernador Fayad en el centro de la plaza, ahí donde se reúne el pueblo, para manifestar con ese hecho que él representa por voluntad popular a todo Hidalgo y desde la plaza lanzar los vivas a la vida y a la libertad.
Pero se debe subrayar sobre todo el sentido de grito en la pandemia, que lo hace único e histórico, y por eso tiene mucho sentido de realidad y de saber y reconocer en nombre de todos, el heroísmo de todo el personal médico de Hidalgo que da la batalla por la vida, muchas veces a costa de la de ellos, de médicos y enfermeras de nuestro estado.
Ese sólo hecho, nos dice que quien tiene la responsabilidad de enfrentar la pandemia sabe dónde estamos parados, lo frágil de la barca donde vamos todos, y lo duro que es esta batalla , en que médicos y enfermeras son ejemplares en su desempeño.
Por eso gustó el grito, por ser como una gran reflexión en voz alta, en que los vivas son para los héroes que nos dieron patria y libertad, y para los héroes de ahora que dan vida y salud.
Y también muy acertado el reconocimiento a los científicos que buscan medicinas y vacunas contra el virus.
Al final los drones, como símbolo de que son la ciencia y la tecnología la que nos dan en una noche diversión y camino para resolver los problemas.
Buen grito sin duda alguna.
Más como reflexión que como pachanga, en una hora y momentos en que la noche es muy negra.