LA CASA…
Se va quedando vacía
Porque los hijos se marchan
Y sus risas y sus gritos
Son recuerdos que extrañamos,
Y cuando llega la noche
Miramos sus cuartos Solos,
Y algo como llanto crece
En nuestras almas de padres,
Y en el jardín impaciente
La pera busca sus pasos
de aquellos niños de luna
que crecieron con el tiempo,
Y como hicimos en su hora
Un día dijeron: “nos vamos”
nos abrazaron , besaron,
e iniciaron sus caminos
barquitos que en ríos de la lluvia
Jugaban a que se iban,
Y que la vida de pronto
Los lanzó a cruzar los mares
Como barcos ya crecidos.
Es la vida, ya crecieron,
Pensamos y su memoria
Nos crece aquí en el alma,
Y en las tardes de sombras
Extrañamos nuestros niños,
Que llenaban esta casa
De risas, gritos y sueños.
Y esta casa y este patio,
Que cantaban junto a ellos,
De pronto ya no los mira
Y en vano los busca El ave
Que cantaba entre las ramas,
Niños luces, niños flores,
Que también ya nos dejaron.
Ya en la noche en silencio
Parece que vuelve todo,
Sus carreras a la escuela,
Las noches en que su Madre
Cuidaba de sus dolores,
doctor de todos los males
que con sus manos milagro
les sanaba cuerpo y alma
Sólo con decirles tierna
Su nombre y con sus caricias
Los dormía niños cristales.
La casa vive en silencio
La niña creció y un día,
Nos dijo que se marchaba,
que la vida la llamaba,
A crecer con el estudio,
Y nos quedamos mirando
como agitaba su mano
e iniciaba su camino,
Que luego la hizo de hierro,
Voluntad como una espada,
Y fuerte como una roca,
Hermosa como su madre
Siempre cerca ,siempre lejos,
Sonrisa de mi princesa
Qué extraño mina de oro,
Ángel de luz y de fuego,
Milagro de nuestras vidas,
Puerto de sueños y risas,
Pequeña como una niña,
Eterna como evangelio,
Nuestra niña de diamantes
Latido de corazones.
Y luego nuestro pequeño,
Fuerte como una muralla,
Leal y amigo de a de veras,
Que una tarde valeroso
decidió juntar sus horas
Con los pasos de una niña
Para iniciar su camino
Con amor y con ternura.
Y una noche lo recuerdo,
Nos abrazó con cariño,
Y se fue por su sendero
A buscar sus propios sueños,
A cosechar sus estrellas,
Y nos quedamos en casa
Mi esposa y yo con nostalgia
Del niño gritón y fuerte
Que nos dio tardes gloriosas
En su andar por las escuelas,
Con un corazón de luna
Y un alma de plata pura.
El más pequeño de todos
Juntó sus sueños cometas
Y a bordo de barcos niños
Se fue a la mar de la vida,
Y con fe de apóstol joven
Recorrió su sendero
Hasta lograr sus anhelos
De poeta y de torero,
Plaza de toros y luces
Semáforos de las calles,
Por donde va por la vida
Con su mirada de niño,
Que amanece ya en un hombre
Niño siempre en nuestra casa,
Donde juega en la memoria
De sus padres y su agenda,
Lobo del cuento que no atiende
su papel con los cerditos,
Y de su genio poeta
El lobo cambia la historia
Como dueño del camino
Y su casa, nuestra casa,
Se queda sola sin niños,
Sin sus risas y sus voces,
Monedas metal precioso
Y Caemos en la cuenta
Que estamos como al principio,
Mi esposa y Yo de la mano
Solos como aquellos días
En que no teníamos nada,
Y con tenernos creíamos
Que éramos dueños de todo,
Yo rico con su mirada
De luces boreales santas,
Y ella confiada en mis manos
De alfarero de milagros,
Y con eso nos bastaba
Hasta que llegaron ellos,
Nuestros hijos que nos dieron
La presencia de la vida,
Y que ahora recordamos
Y que nos duele y alegra,
Porque es ley de nuestras vidas
Que unas historias terminan
Y otras inician de nuevo.
La casa que tuvo risas
Sus cantos y sus carreras
Ahora tiene silencio
Y las puertas siempre abiertas,
Para decirles a gritos
Que siempre los esperamos,
Niños nuestros,
Niños risas,
Cuánto extrañamos sus voces,
Pero queremos que crezcan
Que escriban su propia historia
Y eso mucho nos alegra
Niños de oro,
Niños plata,
Se van pero aquí se quedan
En nuestros ojos cansados,
Pero alegres de mirarlos
Caminando sus caminos.