ALFIL NEGRO

EN EL NIÑO DE COAHUILA, FRACASAMOS TODOS

En el caso del niño de 11 años que dio muerte a su maestra e hirió a otras cinco personas, la primera víctima es él mismo y más que rasgaduras de túnicas y dedos que acusen y señalen culpables, es la oportunidad de aceptar que en ese niño están muchos otros a los que les hemos fallado todos, desde padres de familia, maestros, autoridades, religiones y sin duda alguna los medios de comunicación que han hecho de la violencia algo normal dentro de la industria de la prensa escrita o televisiva, sin olvidar las empresas de juego que tienen en el tema violento cheques grandes para sus cuentas.

Y en el sector más buscado para que compren, están los niños
Y por lo visto poco se ha hecho para defenderlos de esta oleada diaria en que se glorifica a los violentos, a los que se retrata no como delincuentes sino como héroes de telenovela, vaya hasta producciones cinematográficas se hace de ellos o series de televisión, con efectos tan lamentables como la ilusión de muchos pequeños que dicen querer ser de grandes huachicoleros o bien narcos, por la aureola de grandes personajes que se les ha creado. Hasta en la música popular, donde sobran los corridos en su honor
Como que las cosas se hacen al revés
Quienes deben ser considerados ejemplos a seguir por su aportación a la sociedad en la ciencia, la cultura, el trabajo honesto por la comunidad, son ignorados y se les da más importancia  a verdaderas lacras, sobre todo en la política.Con estas realidades y este acoso diario en contra de un sano desarrollo de los pequeños, lo sucedido en esa escuela de Coahuila no es más  que la cosecha de esta siembra absurda.
Es un caso que debe dar paso a la reflexión para enfrentar este escenario en que todos, todos tenemos responsabilidad. Los padres de familia, porque la atención de los niños parece orientada en el concepto de que no estorben en los quehaceres de papá y mamá y ni se diga del poco cuidado de los hermanos mayores.
Una salida muy común es empujarlos al consumo de las redes sociales y para ello raro es el niño que no tiene un celular o una tableta esté “ocupado” y no dé lata. Muy pocos cuidan de lo que ven los pequeños y menos se analizan juegos o programas siempre y cuando se estén quietos. Lo que ven se convierten en lecciones de vida que estallan en casos como el de este estado mexicano.
No hay comunicación en las familias y basta ver la triste imagen de una familia en un restaurante. Nadie habla porque empezando por los padres, se la pasan chateando o uno de los mil usos del celular, que los aísla .
Si de verdad se quieren tomar medidas preventivas en contra de hechos como el de Coahuila, parece obligado que empezando por las familias se preste más atención a los hijos y se acepte que un hijo vale más que un celular.
Nuestros diputados que quieren legislar hasta para los gallos, no harían mal en aprobar una ley para prohibir el uso de celulares en los restaurantes, en las  comidas en casa (aquí sólo recomendación) por ser espacio privado, pero en general buscar caminos para evitar en lo posible que el celular sea el gran muro que separa y divide.
Del mismo modo, quienes gobiernan deben intervenir sobre todo en las redes sociales para frenar el abuso del tema de la violencia en todas sus expresiones por los resultados que se tienen, sin afectar la libertad de expresión, pero haciendo valer el respeto en este caso a los niños.
Ni se diga en lo que se refiere a los videojuegos, en que ya se ve lo que pasa cuando no hay orden.
Y en esta tarea están metidos religiones, sindicatos, escuelas, líderes sociales, políticos de todos los niveles, responsables de la educación, empresarios de cine, radio y televisión y de tecnología de la comunicación.
Sólo una acción conjunta puede meter freno a estos hechos. No, no es hora de rasgarse vestiduras, es hora de actuar con responsabilidad.

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