ALFIL NEGRO

EN EL PRI MANDAN SUS GOBERNADORES

 

El PRI cambiará de dirigencia en unas cuantas semanas con la prédica reiterada de quienes ganarán con toda seguridad: Alejandro Moreno y la paisana Carolina Viggiano, él como Presidente y ella como Secretaria General, con la encomienda de ser quienes decidirán la vida del partido, suponemos que sobre todo en las apuestas electorales serán las bases, entendidas éstas como los priístas de tierra, los que trabajan y dan la cara por el partido tricolor y generalmente no reciben nada.

La propuesta no suena mal y la lógica apunta por respetar de una vez por todas a quienes con su lealtad y trabajo le dan todavía vida a un partido que por sus errores provocó la victoria de AMLO y muchos desconocidos, como los actuales diputados de Hidalgo que ni de Morena son y que si no es por Obrador no hubieran ganado nada.

Pero esa es otra historia. Decíamos de la urgencia del PRI por voltear ahora sí en serio a los tricolores de a pie que por muchos años cargaron en sus espaldas a quienes muchas veces, llenos de soberbia nunca quisieron ver que el poder de su partido eran ellos, los miles de mexicanos que apostaron todo a la ficha tricolor y sólo ganaron migajas.

Ahora dicen los que dirigirán al partido que las cosas serán diferentes, incluso en palabras de Moreno que el partido será una real oposición y contrapeso al gobierno morenista, no como la actual dirigencia. 

Con una duda que crece todos los días entre muchos priístas: el posible acuerdo de “Alito” con Obrador para ganar, lo que supondría el inicio concreto del fin del partido.

Es la hora de las dudas que sólo desaparecerán con hechos y logros, empezando por el respeto a la voluntad de los priista sin más títulos que el de ser tricolores .

La prueba de fuego, por lo menos para el priismo de Hidalgo, serán las elecciones del 7 de junio del 2020 en que se verá si la dirigencia nacional no meterá las manos para las candidaturas, sobre todo por el conocimiento que se supone tienen del priismo en la entidad por la calidad de su Secretaria General.

Si intentan imponer candidatos, serían malas decisiones, porque la situación no está para esas cosas.

La explicación es sencilla: los intereses, compromisos y lectura del partido en el estado difícilmente va a coincidir entre quien tiene toda la autoridad en el partido estatal que es el gobernador, que no por nada se le denomina el primer Priísta de Hidalgo y la dirigencia nacional que trae sus propias lecturas, pero que no puede ni debe imponer por los efectos desastrosos que traería para el partido tricolor.

Si no hay la suficiente humildad y sensibilidad para entender que el acuerdo inicial debe ser con el gobernador, de los mejor evaluados en México, quién se impondrá por trabajo, liderazgo y resultados será Omar Fayad.

Porque en este momento en que no hay Presidente de la República priista, la fuerza real de ese partido está en cada uno de sus 12 gobernadores, no de su dirigentes que no son más los  voceros de la voluntad presidencial.

De esa manera el poder del PRI está en sus gobernadores, que tienen el control del partido en esa docena de estados y los que pueden decidir los caminos tricolores .

Los gobernadores de Campeche, Coahuila, Colima, Guerrero, Estado de México, Oaxaca, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala, Zacatecas e Hidalgo son el poder real del PRI y ellos con toda seguridad jugarán desde su realidad con una relación medida y con pinzas con la dirigencia nacional.

En Hidalgo el Gobernador Omar Fayad será el fiel de la balanza y decidirá lo que mejor le  convenga al PRI de Hidalgo, sin dejar que nadie meta la mano en acuerdos, alianzas y demás medidas.

Y todo indica que Omar es de los políticos que sabe lo que hace.

Son nuevos tiempos, en que en cada estado gobernado por priístas, la autoridad y manejo del partido ante la falta de Presidente de la República, recae en cada uno de los gobernadores , aunque haya nueva dirigencia.

A no ser que AMLO mande en el PRI, lo que se ve difícil, porque una cosa son los dirigentes y otra los tricolores bases y los gobernadores.

Así parece.

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