112 días caso UAEH. 52 días caso Charrez. Dos casos de abusos que están en la mira de la justicia.
ECHANDO A PERDER SE APRENDE…
Saber ser buen servidor público es cuestión de capacidad, vocación y responsabilidad de todos los días. Improvisar funcionarios puede tener un alto costo en eficiencia, eficacia y aplicación real de que el poder es para servir y servir bien.
Sin embargo en los últimos días se han dado casos en que se nota que quienes llegaron para tener el poder, no tienen las cualidades para ocupar cargos que les quedan grandes o que piensan son de su propiedad por méritos propios y por lo mismo, con todo el derecho para actuar como mejor les parezca, sin ninguna responsabilidad para con la sociedad.
Para ello, llevan como un periodo de aprendizaje en el que deben entender todo lo que significa ser secretario, diputado, senador y en general tener un cargo de funcionario en los gobiernos actuales.
Bajo la premisa de que “echando a perder se aprende”, en el gobierno federal ya se fueron porque no aceptaron eso del servicio eficiente a los demás: Germán Martínez renunció al IMSS y todo indica que con razones válidas porque vio que con el trato sobre todo de Hacienda aquello iba a ser un desastre. Josefa González Blanco renunció a la Secretaría del Medio Ambiente, por no entender que los cargos son para servir, no para servirse de ellos y menos con abusos como retrasar vuelos de aviones porque era la señora Secretaria. Patricia Bugarín renunció a la Subsecretaría de Seguridad Pública y Patricia Vázquez del Mercado, dejó de ser Consejera del INEE, Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, porque vio que era un caos la reforma educativa. Simón Levy renunció a la Subsecretaría de Turismo. Guillermo García Alcocer se fue de la Comisión Reguladora de Energía también.
Y todo indica que seguirán las renuncias, unas por motivos personales y otras por no tener la capacidad para esos puestos, cuando no, por abusos que ya se presentan.
En nuestro estado de Hidalgo.
El poder del nuevo gobierno lo representan los diputados de morena y más concretamente, para desgracia de este partido, los diputados de Sosa que han representado no sólo incapacidad en algunos casos , sino actitudes de abuso porque dan la impresión de que se sienten poderosos y por lo mismo con el derecho de rehacer todo, desde saberse más y por lo mismo más fuertes que otros.
Pero, en algunos de ellos con una actuación desastrosa, en un largo periodo de aprendizaje que no superan porque no representan los intereses de los ciudadanos sino los intereses de un amo y patrón.
De ese modo se han presentado casos como el de la diputada Corina Martínez que lo mismo usa la tribuna para cantar alabanzas, que para subir una iniciativa que no es de ella y que se fusila de manera vergonzosa. El caso de la diputada Roxana Montealegre que igual que su compañera, se apropia de una iniciativa para presentarla como propia , en una actitud e ignorancia del quehacer legislativo que ni conoce ni ejerce como debe ser, porque su interés es el de servir al que manda.
Y qué decir de Ricardo Baptista, actual Presidente de la Junta de Gobierno que auspicio que 20 diputados se apropiaran de 750 millones para sus planes de obra pública, en donde ellos decidan, en una acción contraria a lo que exigió Obrador en el sentido de no disponer de dinero público para este tipo de actitudes.
Y luego disponer de dinero a su antojo para la universidad del patrón mientras 18 universidades se repartían migajas, que ahora se quieren hacer aparecer como un apoyo fuerte, en lo que ya es una burla.
Lo peor de todo es que no se ve cómo puedan mejorar en su trabajo porque ni echando a perder aprenden, porque su misión es lo que se ve todos los días, tratar de estorban al trabajo del gobernador, a quien incluso intentaron apenas entrando hacerle juicio político.
El tiempo como siempre pone a todos en su lugar. Esta legislatura, la 64, lleva 10 meses de ejercicio y están a dos años con casi tres meses para terminar.
27 meses que les puede significar ser la legislatura más alejada de los ciudadanos por su obediencia ciega a un dueño que no es el pueblo.
Y así no se puede, porque por más que echen a perder no van a aprender, porque no son nacidos de la verdadera voluntad ciudadana, sino de una circunstancia en que quien llevara la camiseta de morena ganaba, aunque ni siquiera supiera la gente quién iba dentro de ese uniforme.