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ADÁN EN EL CONGRESO
 
    •    Dice la prensa que don Ricardo “se salió de sus casillas”, “despotricó contra la Secretaría de Gobierno a la que culpó de todos sus males”


El espíritu de Adán se hizo presente en el Congreso del Estado en la parte que narra el Génesis, donde culpa de su falta y error de comer del fruto prohibido a Eva, y se dice víctima de la situación: ” la mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí”.
No asume su responsabilidad como el hombre que es, y se va por lo que es más fácil: culpar a alguien más de su metida de pata, así haya sido su compañera.
 
La sesión del Congreso en que los morenistas -o ex morenistas de Charrez- fueron para exhibir las trampas de sus colegas -o ex colegas- por el abuso de los dineros públicos, acusación dirigida contra Ricardo Baptista como Presidente de la Junta de Gobierno, puso en evidencia a un Baptista fuera de sí, furioso, rabioso y sobre todo, con el espíritu de Adán más presente que nunca, porque lejos de asumir su responsabilidad en el caso del abuso del presupuesto por obedecer (por lo menos así parece) las órdenes de su jefe, decidió como el padre Adán, culpar a otros de sus “movidas”.
 
Dice la prensa que don Ricardo “se salió de sus casillas”, “despotricó contra la Secretaría de Gobierno a la que culpó de todos sus males”, “descalificó al secretario Simón Vargas de no ser ya interlocutor con el Congreso”, además de cuestionarlo por no ser de Hidalgo.
En fin, lejos de atender el problema central de exigencia de dinero para obras, de los 750 millones que se adjudicaron para trabajos en los municipios, parece que buscan ganar con ello en la elecciones del 2020, el diputado Baptista imbuido del espíritu de evadir culpas, buscó culpar a otros de sus responsabilidades y señaló lo mismo al Secretario de Gobierno que al Gobernador. Estaba fuera de sí. Repartiendo culpas como si fuera colación en posada de barrio.
 
El padre Adán en su reino.
Él culpó a Eva, pero ni eso lo salvó, porque el Creador dictó su juicio por la falta cometida, de tal manera que con el sudor de sus frentes comerían y lo más fuerte, por la muerte volverían a ser polvo pues del polvo venían.
 
Quién sabe qué hubiera pasado si Adán aceptaba que se equivocó y que había desobedecido y comido del árbol prohibido, pide perdón y se acoge a la misericordia Divina.
Pero no lo hizo y quiso salvarse culpando a Eva.
 
Adán y Eva fueron echados del Paraíso por desobedientes, a lo mejor también por su falta de valor para aceptar su responsabilidad. Aunque han pasado muchos, muchos años de esta narración, se repite todos los días, una y otra vez, sobre todo en la parte del error y la cobardía para no aceptar la falla.
 
Eso es lo que parece que sucedió en nuestro Congreso, donde ante un señalamiento de abuso del dinero con destinos cuestionables, la respuesta fue culpar a otros sin explicaciones valederas de los hechos. Lo peor es que don Ricardo perdió la cordura, la paciencia y el espíritu de tolerancia para entrar en un escenario de culpar al Gobierno estatal de hechos que por lo menos generan dudas de su honestidad.
 
Al padre Adán lo corrieron del paraíso.
A Baptista por lo menos que le quede claro que los puestos políticos pasan y queda en la memoria, la historia individual una vez que pasan las páginas de las agendas.
 
De hecho se enredaron por un manejo poco aseado del presupuesto, lo que da pie a reclamos, como los que le hicieron sus propias gentes, enviadas por Charrez que debe llevar en su pecho los colores de Morena y quien hace poco, frente a la Procu, recibió el  apoyo de Baptista.
 
A las cosas hay que llamarlas por su nombre: al pan, pan; y al vino, vino. No se puede tapar el sol con un dedo.
 
Dice un refrán popular: “a lo hecho, pecho”, que bien puede equivaler a: “cada quien cosecha lo que siembra”.
Pero los morenos, empezando por Baptista, desconocen lo que sembraron y señalan a otros. La verdad se vieron mal y se oyeron peor.
 
Adán seguramente les entregará diploma por su actitud.
Lástima…