ALFIL NEGRO

*NO SOMOS UN PAÍS DE HUÉRFANOS,
LA GUADALUPANA NOS PROTEGE

Hoy es 12 de diciembre DÍA DE LA VIRGEN DE GUADALUPE, que nos da identidad y sentido de pueblo, por encima de todas las burradas que comentan quienes tienen la obligación de darle a este país destino y rumbo, y parece que se esfuerzan por destruirlo de raíz, sin lograrlo, porque pese a todo, no somos una nación de huérfanos, porque para creyentes y no creyentes, en el Tepeyac está la madre de esta patria nuestra.
Este día, y desde hace varios días, las calles de las ciudades y los pueblos, colonias, barrios, rancherías, se llenan de peregrinaciones en que gente mayor, hombres y mujeres, junto a una imagen de la morenita, caminan rumbo a su iglesia para llegar con la madre y entregar en una oración su fe, su esperanza y su destino de familia, el camino de sus hijos, las penas que lastiman el corazón de las madres y el dolor que muerde el alma de los padres.
Todos, con la mirada puesta en la morenita del Tepeyac, que mantiene su promesa del:  “No estoy Yo aquí que soy tu madre”,  siempre esperando a sus hijos con los brazos abiertos, para consolar y para endulzar las aflicciones.
Para ser Guadalupano no hace falta ser católico y eso lo sabe todo mundo, y así es en la práctica, porque el guadalupanismo es algo más grande que un calificativo, es el alma misma de México, que se nos inculca a la mayoría desde niños, en la fe de nuestras madres que nos enseñan a querer a la virgen morena con su ejemplo y con su fe, que se nos graba en el alma de niños y permanece para siempre en el hombre o mujer que lleguemos a ser con el tiempo, y que siempre agradeceremos por todo lo que significa de fuerza para vivir y para vencer la desesperanza y los golpes que a veces sufrimos en el caminar de la existencia.
No somos una nación de huérfanos, pese a las traiciones que hemos sufrido históricamente y que nos lastiman como país.
Cada 12 de diciembre este país se robustece y crece.
En la escuela, en los centros de trabajo, en el campo, en la fábrica, en el hogar, en las calles, en los callejones, en las capillitas más humildes, en el bosque, en el mar, en el bosque, en las carreteras, en las veredas, en todos lados, porque ahí siempre estará la presencia de nuestra virgen cuidando lo que más queremos.
Hoy acompañé a mis vecinos en su peregrinación y mañana iré con mi hijo en la que organiza por su negocio. Y en las dos, al caminar junto a la Virgen, pediré por mi patria y mi familia, por mis amigos, por mi esposa y mis hermanos, para que nos cuide, nos bendiga en nuestros esfuerzos y cuide de nuestra salud, que acaricie con su mirada a mis hijos para que estén sanos, para que bajo su manto de madre seamos mejores y hagamos el bien.
DE verdad qué bueno tener un 12 de diciembre que nos permite reencontrarnos con la esperanza y con la fe en la mirada de nuestra madre, que nos ve con amor y ternura.
Hoy no escribiré de política, que es un tema que me apasiona, por lo que representa de esfuerzos del hombre por luchar en pos del poder para servir a los demás, cuando la lucha es, en el mejor de los sentidos y a veces lamentable, por todo lo que sucede en esta lucha que da pie para sucesos reprobables.
Hoy, a todos los que hacen de la política su actividad y modo de vida, felicidades, y que esta fecha los lleve a considerar que tienen la gran oportunidad de hacer del servicio, un trabajo que honra cuando se hace de manera limpia.
Es 12 de diciembre día de la Guadalupana, felicidades a quien lleve este nombre.
Un gran nombre que honra a México y que nos da sentido de país y de patria.

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