- “No hay ningún motivo para apartarse de este acreditado mecanismo”, sostiene el Gobierno
Berlín.- Los portavoces de la canciller alemana Angela Merkel manifestaron ayer su oposición a una pronta desaparición de la troika de acreedores (la terna formada por el Ejecutivo de la UE, el FMI y el Banco Central Europeo), una opción que se plantea la Comisión Europea como concesión política al recién nombrado primer ministro griego, Alexis Tsipras. “No hay ningún motivo para apartarse de este acreditado mecanismo”, dijo una portavoz gubernamental en Berlín.
El Ministerio de Finanzas, que encabeza Wolfgang Schäuble, también mostró su escepticismo sobre cualquier modificación del organismo que ha pilotado desde 2010 los rescates financieros a Grecia, Irlanda y Portugal. Los portavoces del ministro destacaron que el mecanismo ligado a las tres instituciones está incluido en los acuerdos firmados para poner en marcha el fondo de rescate o Mecanismo Europeo de Estabilidad. El equipo de Schäuble insiste en que estos acuerdos no se pueden modificar unilateralmente.
En la partida de póquer que empezó la semana pasada entre Atenas y las capitales europeas, Berlín hace el papel de jugador más duro. Merkel y su Gobierno descartan radicalmente la quita en la deuda griega que reclama Tsipras. Cada vez que tiene ocasión, Berlín insiste en la necesidad de atenerse a lo pactado, y así lo hizo ayer con la posibilidad de acabar con la troika. Los países rescatados aceptaron este mecanismo, y deben cumplir lo firmado, insisten los portavoces de Schäuble. Pero eso no quiere decir que en las negociaciones que están por venir puedan ceder en algunos detalles, pero mantenerse firme en lo fundamental: las deudas hay que pagarlas.
El diario económico alemán Handelsblatt sostenía en su edición de este lunes que el Gobierno de Merkel estaría dispuesto a “reformar” el mecanismo de la troika. Podría, por ejemplo, suspender los viajes a Atenas de los funcionarios de la Comisión, el BCE y el FMI, que en muchas ocasiones se han vivido en Grecia como auténticas humillaciones. El recién elegido ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, ya dejó claro que no consideraba a estos funcionarios como sus interlocutores, sino que a partir de entonces se dirigiría directamente a los responsables políticos de los Estados miembros. (Agencias)