Entre líneas
Es difícil luchar contra la mercadotecnia del “día del amor y la amistad” y los estereotipos del amor romántico, sobre todo cuando pareciera que ello conlleva a la felicidad (que todas las personas en mayor o menor medida buscamos alcanzar).
Sin embargo, nada más falso que ello, pues las expectativas de una relación sentimental con otra persona, basadas en ideales de “cuento de hadas” evidentemente no coinciden con la realidad y terminan en casos de violencia (sobre todo psicoemocional).
El suponer que los mitos de que existe una “media naranja”, “alma gemela” o “príncipe azul” y “mujer perfecta”, guiarán hacia el encuentro del amor, tampoco es acertado, pues constituyen estereotipos que en algunos casos generan dependencias emocionales que impiden el desarrollo personal (y de la pareja).
Frases como “no puedo vivir sin ti”, “el amor duele”, “hay que luchar por amor”, “aguantar por amor”… solo replican el comportamiento hacia una relación de pareja insana (tóxica, enfermiza, adictiva) que poco aporta para el bienestar o felicidad personal.
Por ello, el Psicólogo estadounidense Robert Jeffrey Sternberg, en su “Teoría Triangular del Amor” establece que existen siete diferentes tipos de amor (1) cariño, 2) encaprichamiento, 3) amor vacío, 4) amor romántico, 5) amor sociable, 6) amor fatuo o loco, 7) amor consumado) y la falta de amor (donde hay cero intimidad, cero pasión y cero compromiso).
Es decir, analiza que la intimidad, la pasión, la decisión o compromiso, son los elementos fundamentales para definir qué tipo de amor es el que se presenta.
Por ejemplo, en el cariño, solo existe intimidad, pero no pasión ni compromiso. En el encaprichamiento, solo existe la pasión, pero no intimidad ni compromiso; por su parte en el amor vacío solo existe el compromiso, pero ni intimidad ni pasión, mientras que en el amor romántico solo existe la intimidad y la pasión, pero no el compromiso; así mismo, en el amor sociable, solo existe la intimidad y el compromiso, pero no la pasión; finalmente en el amor fatuo o loco, solo existe pasión y compromiso, pero no intimidad, pues el único que goza de los tres elementos reiterados es el amor consumado.
En ese sentido, el experto citado destaca la “inteligencia exitosa” (creativa, analítica y práctica), que coincide con la “inteligencia emocional” de su compatriota y colega Daniel Goleman, aquella que permite hacer uso de las habilidades psicológicas para comprender, expresar y gestionar las emociones propias y reconocer y entender las de los otros; de donde nace el respeto.
En ese contexto, debe deconstruirse la idea del amor romántico de “vivieron felices para siempre” -a pesar y a costa de todo- (incluso de la violencia y la anulación de una persona [generalmente la mujer] bajo el control y dominación masculina), pues, en principio, resulta evidente que una relación duradera sin compromiso es ilusión pura.
Por el contrario, la estabilidad de una relación de pareja, dependerá de la armonía en los hábitos, compatibilidad sexual, valores y metas.
Por tanto, si en una relación sentimental ha prevalecido esa idea del “amor romántico” que ha generado aguantar situaciones de control, sumisión, celotipia, agresiones verbales y físicas, entre otras… para hacer posible esa “historia de amor”, ALERTA: ni es amor ni es romántico sacrificar la integridad personal por alguien que no te brinda respeto y contrario a ello, te nulifica.
De ahí que, para celebrar el amor no se requieren flores, chocolates, regalos, se requiere autoconocimiento y construcción de una relación basada en lo que diría el poeta mexicano Octavio Paz, una llama doble (azul y roja) entre amor y erotismo o como diría el escritor español Antoni Bolinches «cuando el amor te deja tú te encuentras y cuando tú te encuentras el amor ya no te deja», porque eso es un amor inteligente.