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ADIÓS MIGUEL

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#ENTRE EL CALLEJÓN Y EL TENDIDO
    •    El pasado lunes falleció en Aguascalientes el Matador de Toros Miguel Espinosa Menéndez “Armillita Chico”.


Estimados Amigos, saludandolos con el gusto de siempre desde este espacio de Plaza Juárez. La muerte en este 2017, que entra en su recta final, no deja de ensañarse con la Fiesta Brava, el 15 de marzo falleció Jesús Solórzano Pesado, hijo del Rey del Temple; para el día 25 de marzo fallece en Sevilla, el destacado torero andaluz Manolo Cortés de los Santos; el 24 de abril muere Sebastián Palomo Martínez “Palomo Linares”, que con Manuel Benítez Pérez “El Cordobés” protagonizara la “Campaña de Los Guerrilleros”, enfrentándose a todas las empresas de España y toreando juntos toda la temporada de 1969 en plazas de tercera e incluso portátiles; el 17 de junio la parca se lleva a Iván Fandiño Barros muerto por cornada de un toro de Baltazar Iban en una localidad de Landas, Francia; Dámaso González, figura del toreo en los años setenta y ochenta poseedor de un gran temple inició el paseíllo a la eternidad el día 26 de agosto; y el pasado lunes 6 de noviembre ha tocado a Miguel Espinosa Menéndez, “Armillita Chico”, partir al más allá llenando de consternación a la Fiesta Brava del mundo.
Indiscutiblemente fue Miguel una figura del toreo, era dueño del secreto del temple, la suavidad y sobre todo el entendimiento para lidiar reses bravas, su pase natural fue prodigioso; pero sobre todo un personaje todo bonhomía y buen humor, querido en ambos lados del Atlántico.
Nacido en el seno de una de las más famosas e importantes dinastías taurinas del mundo, iniciada por su abuelo Fermín Espinosa “El Campanero” o “Armillita”, y que continuaron sus tíos Zenaido, José, Juan Espinosa Saucedo “Armillita”, y lógicamente su padre Don Fermín Espinosa Saucedo “Armillita Chico”, que en su momento fue considerado en la Madre Patria como “el Joselito Mexicano”, nació en la Capital del Estado de Aguascalientes el 19 de septiembre de 1958 y desde niño, no podía ser de otra forma, sus juegos habituales eran en torno a la fiesta brava, hasta que recién ingresado a la escuela preparatoria, con 16 años de edad, pide a su padre oportunidad y apoyo para intentar ser torero, poniéndose como plazo dos años, refería Miguel que el Maestro Fermín le dijo “si en dos años no funcionas te espero en rancho con un azadón”.
Debutó como novillero el 20 de octubre de 1976 y un año después se marchó a España, donde realizó una interesante campaña ligando triunfos, sobre todo en Barcelona, que le abrieron las puertas de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, no pudo doctorarse en tauromaquia en España y de regreso a México tomó la alternativa el 16 de noviembre de 1978, en Querétaro siendo el padrino de la ceremonia Manuel Martínez Ancira “Manolo Martínez”, en su mejor momento, bajo el testimonio de Eloy Cavazos Ramírez y el Alicantino José María Dols Abellán “José María Manzanares”.
Confirmó la borla de matador de toros en la Plaza México el 18 de febrero de 1979, llevando a Mariano Ramos como padrino y del testigo Pedro Gutiérrez Moya “El Capea”, con toros de Jaral de Peñas, obteniendo un espectacular triunfo que le auguraba un sitio de figura del toreo. Como matador de toros se presentó en la Plaza de Las Ventas de Madrid, confirmando su doctorado el 25 de mayo de 1983, corrida en la que llevó a Manolo Vázquez de padrino y nuevamente a Pedro Gutiérrez Moya “El Capea” como testigo, con reses de Gabriel Rojas Fernández.
Ha sido Miguel un torero de arte, profundo, de una gran técnica e indudablemente el mejor muletero de las últimas décadas con la mano izquierda, ejecutando el pase natural con tal sentimiento y temple que lo elevaba a alturas inusitadas, volviendo loca a la concurrencia, sin embargo en otras ocasiones se mostraba apático lo que le generó no pocas broncas monumentales. Miguel Espinosa “Armillita” se despidió la tarde del primero de mayo de 2005, en la Feria de San Marcos, en un mano a mano con el valenciano Enrique Ponce.
Dijo Juan Belmonte, “…lo más importante en la lidia, sean cuales sean los términos en que ésta se plantee, es el acento personal que en ella pone el lidiador. Es decir, el estilo. El estilo es también el torero. Se torea como se es…” y así toreaba Miguel, como era, sin prisas, sin presiones, a su aire, que si no le gustaba la embestida del toro, pues a otra cosa, el toreo de arte se da cuando convergen una serie de circunstancias que lo permiten, Miguel creó multitud de bellas piezas de tauromaquia, infinidad de toros inmortalizados, despertando discusiones y controversias, que al este toro lo cuajo mejor que al otros, que si su natural se podría comparar con él de tal o cual figura del toreo de otras épocas, pamplinas el toreo, según lo dicho por el Trianero es el acento personal que en la faena pone el lidiador.
Que porque no quiso ser Mandón cuando faltó Manolo Martínez?, porque no le interesó, pues se le hubiera exigido dejar de torear como él era. Ya eres eterno Miguel.
Por ahí nos vemos ENTRE EL CALLEJÓN Y EL TENDIDO si Dios lo permite.