La muerte siempre es inesperada y más cuando quien nos dice adiós es alguien tan querido como Don Félix Castillo el Gato Seco, quien nos acompañó durante tantos años en el periódico Plaza Juárez y era referente radiofónico en 98.1.
Para él el trabajo en las minas fue un Infierno Bonito, de los últimos mineros que nos contaba la vida bajo tierra con temperaturas extremas.
Su vida fue una gran aventura, a veces como alpinista y vaya que lo hacía bien, conocía todos los volcanes y montañas de México y luego como minero con sus historias que nos hacían reconocer que la vida es sobre todo divertida.
En los últimos años me dijo: Jefe, ahora no me puedo morir porque soy los ojos y los oídos de mi mujer, quien se encontraba enferma desde años, pero ya sin ella, el Gato ya no tenía un faro…
Amigo Gato Seco te has adelantado, pero te quedas con nosotros para siempre porque nos obligaste a quererte por tu humildad y su sapiencia. Descansa amigo, descansa para bien con tu mujer… Descansa amigo…
(Martín Peralta)
