Adaptarse o morir

PIDO LA PALABRA
    •    Esto es lo que está sucediendo en estos primeros meses del nuevo gobierno federal, las decisiones, si es que éstas fueron tomadas a conciencia, están causando revuelo en todos los niveles de la vida nacional


Dos palabras claves dentro de la convivencia humana lo son “las obligaciones” y “los derechos”; y todos dentro del esquema social en el que nos desenvolvemos tenemos responsabilidades que nos llevan a responder en menor o mayor grado ambos conceptos.

Tenemos responsabilidades en el hogar, en la escuela, en el trato cotidiano con todos aquellos con los que, por motivos profesionales o personales, tenemos algún tipo de trato; pero, sobre todo, tenemos derechos y obligaciones en el trabajo.

Cuando prestamos un servicio personal subordinado y nos pagan por ello, sabemos perfectamente que estamos obligados a cumplir con nuestras obligaciones, concomitante a exigir nuestros derechos.

El pequeño gran problema es que todavía hay mucha gente que de lo único que se acuerda es el exigir sus derechos, pero se olvida que se han contratado para también cumplir con sus obligaciones; de estos últimos, las expresiones típicas que a lo largo de mi historia me ha tocado escuchar son tan variadas como inverosímiles, pero todas ellas en el fondo tienen como objetivo el esconder alguna deficiencia personal; tal vez flojera; quizá ignorancia; incluso, miedo, pues no olvidemos que no hay miedo más irracional que el que es producto de la ignorancia.

Si, en muchos de los casos es miedo al cambio, nos obstinamos en pensar que haciendo lo que por muchos años hemos estado haciendo nos mantendrá en la jugada, y nos negamos cumplir con las instrucciones que nos ubicará en la lucha por la supervivencia de las fuentes de empleo, sin darnos cuenta que no avanzar es sinónimo de retroceder.

Esto es lo que está sucediendo en estos primeros meses del nuevo gobierno federal, las decisiones, si es que éstas fueron tomadas a conciencia, están causando revuelo en todos los niveles de la vida nacional, pues por años nos acostumbramos al estilo anestésico de gobernar; anestésico porque nos mantenía dormidos en nuestra zona de confort.

Hoy la palabra clave es “adaptarse o morir”, cumplir con nuestras obligaciones a la par de exigir nuestros derechos; el otorgar al gobierno federal el beneficio de la duda, no debe confundirse con la entrega de un cheque en blanco, pues esto significaría colocarnos en una posición más riesgosa que con las anteriores administraciones, ya que volveríamos al esquema de la indolencia combinado con el fanatismo de los adoradores de la palabra del Señor y la vergüenza de quienes sienten que pudieron haberse equivocado.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.

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