DE CUERPO ENTERO
• Se define al ACOSO SEXUAL como una forma de discriminación sexual…
1.- Un historia de tantas
Sucedía todas las mañanas, un escalofrío y un deseo vehemente de algún día dejar ese trabajo le surcaba por la mente, sabía que nuevamente su jefe estaría al acecho con esa mirada vidriosa, dominadora, y la búsqueda mínima de una oportunidad para poder tocarla.
Maricela siente rabia, un coraje contenido porque sabe que el trabajo lo necesita, le sería muy difícil encontrar otra fuente de ingreso semejante.
En realidad, desde hace dos años que inició labores en esta empresa, su jefe ha sido el galán permanente, el que cree que la jerarquía de poder le da derecho a provocar, invitar, seducir y muchas veces intentar arrebatar; sus amigas de la empresa saben de su desdén y rechazo constante, y no falta quien ya le ha aconsejado a que ceda para así poner fin a este acoso cotidiano y cada vez más abierto.
Maricela está decidida a luchar todos los días, y cuando por la tarde deja la oficina siente un alivio que le devuelve el alma, que le invade el cuerpo; no ha querido platicarle a su novio, ni a su familia, sabe que generaría violencia y lo peor: se quedaría sin trabajo.
Existen cientos, miles de Maricelas que creen que deben aceptar con una santa resignación el acoso sexual de todos los días, imaginando que el mundo así fue hecho, y que solo queda esperar a que algún día el santo jefe de la oficina vuelva los ojos para otro lado.
2.- Definición
Se define al ACOSO SEXUAL como una forma de discriminación sexual, que ocurre cuando una conducta no deseada de naturaleza sexual interfiere con el trabajo individual, o cuando una actitud de poder es ejercida sobre alguien para originar acercamiento verbal erótico o sexual, sin que implique la violencia física, aunque la verbal sea la forma más frecuente.
El acoso sexual en el mundo contemporáneo es tan frecuente, que las estrellas de cine y de la televisión manifiestan su presencia. Seguramente se presente con tal frecuencia que muchos hechos se vuelven como una forma de vida “natural”: los piropos en la calle, los tocamientos a hurtadillas en el autobús o en el metro etcétera, siendo siempre acontecimientos que las mujeres –las afectadas con más frecuencia- callan, e injustamente tienen que dar paso a sucesos naturales de la vida moderna.
3.- Frecuencia
Las encuestas actuales pueden ser tan diferentes dependiendo del lugar donde se realicen, así vemos como en Estados Unidos de Norte América sucede casi en el 60% de una población de trabajadores de grandes empresas de oficinas; en otro estudio realizado en Argentina en una población universitaria, se encontró que fue del 30%.
¿Qué sucede por ejemplo en la industria maquiladora donde la mayoría de los operarios son mujeres? ¿Qué pasa en este sector donde cerca del 30% de las trabajadoras son madres solteras, y este hecho abre al acosador una posibilidad mayor, ante la arrogante premisa: “total, ¿ya que pierde”? En este terreno de trabajadoras realmente, dado el nivel de preparación con el que cuentan, ¿podrían demandar un hecho de acoso sexual?
Como nos damos cuenta el acoso sexual es una actitud de poder y que fluye por todos los medios y por todos los espacios.
De acuerdo a estudios amplios el 85% de las víctimas de acoso sexual son mujeres, siendo un 15% hombres.
Ocurriendo el 70% dentro de una fuente de trabajo; una de cada dos mujeres que acuden a un antro o discoteca asegura ser víctima de acoso sexual (el argumento sexista es: “para eso van”); el 19% de jóvenes universitarias informan hechos de acoso sexual, y siendo la calle la tierra de nadie, es complicado establecer una estadística del porcentaje de mujeres que son acosadas constantemente.
4.- Expresiones del acoso sexual
-Invitaciones reiteradas a salir aún con negativas rotundas.
-Acercamientos físicos con intención manifiesta de índole sexual, no solo se trata del beso en la mejilla sino en la boca, o el abrazo ventajoso.
-Piropos constantes de contenido sexual.
-Comentarios sexuales con el menor pretexto.
-Condicionamiento abierto o velado a un acercamiento sexual, a cambio de un beneficio laboral.
-Contemplación abierta de la persona con insinuación sexual (“barrer con los ojos”).
-Amenaza de cambio de estatus laboral de no ceder a un favor sexual.
-Tocamientos en la calle, en los medios de transporte o en los lugares de diversión.
-Ser espiada en lugares privados, y no poder definir cómo demandar y acusar al abusador.
-El hombre es acosado principalmente cuando acudiendo a su rol de una masculinidad machista, es invitado a un encuentro sexual y no acepta, asumiendo que tiene miedo, o que posiblemente es gay, generando entonces por parte de quién tienen más poder una actitud hostil, de acoso constante y posiblemente de daño en su medio laboral.
5.- Conclusiones
El acoso sexual genera un malestar en la víctima que puede provocar no sólo disminución en el rendimiento laboral, sino afectación en su salud mental.
La persona que es constantemente acosada sufres crisis de ansiedad y de miedo, vive un mundo de neurosis que suele traducirse en males físicos crónicos: (colon irritable, neurodermatitis, etcétera).
Dada la presencia universal de esta agresión es difícil llevar a buen término una demanda ante los tribunales, suele ser complicado el establecer un proceso legal, cuando la autoridad poco sabe de conceptos de género y muchas veces sigue argumentando la mujer con “su manera de vestir” provoca constantemente.
Debe quedar claro: en el momento que existan tocamientos, deja de ser acoso y se convierte en abuso sexual, que desde el punto de vista legal se configura como delito grave.
Aun así, el camino seguro será siempre el levantar la voz, el establecer juicios de demanda, aunque esto implique un desgaste todavía en el camino sinuoso de nuestra sociedad.
El acoso sexual se puede prevenir cuando en forma categórica la posible víctima establece sus límites, y hace saber al agresor que está dispuesta a establecer una demanda.