Acapulco herido…

Acapulco herido…

Pido la palabra

Aquí no debe caber el “hoy por ti, mañana por mí”, la ayuda debe ser desinteresada

Es inevitable, y hasta se antojaría inmoral, nos referirnos a la tragedia que están padeciendo en el Puerto de Acapulco y municipios conexos en el estado de Guerrero, lugar tradicionalmente alegre, hermoso, lleno de vida, pese a los muertos que las deficientes estrategias políticas de seguridad han generado; Puerto hoy, sumido en la desgracia, pero esta desgracia no nos debe ser ajena, también es nuestra, no la debemos ver como un lugar lejano al que no tenemos acceso, Hoy Acapulco somos todos y todos debemos hacernos presentes, esa es nuestra naturaleza, esa es nuestra vocación histórica; sí con los habitantes afectados, no obstante las diferencias políticas que con su gobierno podamos tener.

Aquí no debe caber el “hoy por ti, mañana por mí”, la ayuda debe ser desinteresada, plena, sin condición alguna que ensucie el verdadero sentimiento de la solidaridad que caracteriza a los mexicanos, “solo por ayudar” como diría Dolores Ayala; la mano está extendida, ahora pongámosla a trabajar en apoyo de los urgidos de ayuda.

Solo aquel que no sepa observar la natural sociabilidad del hombre podrá negar, equivocadamente, la necesidad natural de la solidaridad; porque ser solidario significa compartir la carga con los demás, el hombre no vive aislado, nos unen nuestras costumbres, nuestro territorio, nuestra historia; por ello, cuando surge la solidaridad y se despierta la conciencia, aparece entonces la palabra y de ella se debe pasar a la acción.

Hoy Acapulco necesita de la solidaridad de todos los mexicanos, principalmente, de esa solidaridad que está llamada a impulsar a los verdaderos vientos de cambio, sin importar credo o partido político; hoy la desgracia une a los mexicanos, mañana el fruto de esa ayuda debe seguir cultivándose también, pues todos somos verdaderamente responsables de todos.

Es cierto, no podemos negar que también en este momento surjan aquellos que aprovechándose de esta desgracia quieran llevar agua a su molino, los hemos visto en el pasado, seguramente aparecerán ahora también, gente que como verdaderas hienas o aves de rapiña se encuentran al acecho para sacar ventaja de la situación; especulando con los artículos de primera necesidad para encarecerlos; desviando los víveres y despensas para apropiarse de ellas y posiblemente después venderlas a costos elevados; politizando las ayudas; y muchas formas más de las que se valen en sus malévolas intenciones.

Hoy lo apremiante es evitar el desabasto de los alimentos, atacar los posibles brotes de epidemias, lo urgente, lo prioritario es salvaguardar la vida de las personas; mañana ya se buscarán a los culpables, y no habrá piedra debajo de la cual puedan esconder su responsabilidad, como es el caso de inexistente Fonden.

La historia y el juicio de la sociedad pondrán en su lugar a aquellos que hoy quieren regar su milpita con el agua de Acapulco, pero seguramente terminarán con el agua hasta el cuello por sus acciones oportunistas, escondiendo sus intenciones con actitudes que se aprecian bastante lejos de la ayuda desinteresada, pues únicamente buscan la foto para que la gente vea que estuvo sensible a la desgracia del pueblo guerrerense.

Dice un refrán que “mucho ayuda el que no estorba”, y lo mejor es que en este momento se hagan a un lado aquellos que todo lo quieren arreglar con discursos y promesas, no quisieramos saber que un huracán nos vino como anillo al dedo

La experiencia que debe dejar estas desgracias humanas, es que en mucho pueden ser prevenidas, no desestimar las opiniones de la ciencia respecto de los riesgos de no tomar previsiones a tiempo.

La solidaridad habla, grita, exige nuestra respuesta, y entonces, lo que nos une se hace visible para todos, las horas difíciles serán superadas pues hoy todos somos Acapulco y vamos a recuperar ese edén perdido.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.

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