Letras y Memorias

Marzo resultó eterno y, ahora, no supe en qué momento abril nos golpeó con 28 bofetones uno tras otro, como si de pronto un parpadeo leve significara que el tiempo imponente nos lanzara un ataque de tres días por jornada. 

Quizás es una percepción mía pero, a decir verdad, poco recuerdo de este mes. No tengo muy claro todo lo que individualmente viví y, siendo honesto, quizá se debe a la fascinación que aún le guardo a los otoños e inviernos, y al horror que me generan los días calurosos. 

Es ya 28 de abril, y aunque en el mundo los sucesos continuaron existiendo, muy en el fondo siento que este mes dejó apenas los sabores necesarios en mi boca, como para recordarle: un reencuentro con miradas a las que hacía años no veía, una estancia en el hogar con todo y el bochorno propio de la sierra y lunas bellísimas a las que incluso les escribí una carta. 

Pareciera que dentro de lo caótico que es nuestro planeta, sumido en guerras, crisis climáticas y una pandemia cada vez más endeble pero igual de presente, uno deja de prestar atención a los detalles diarios que hacen la vida más digerible, más liviana. El mundo ya no es como antes.

Pero, ¿cómo era antes el mundo? Bueno, tal vez eso dependa del cristal con que uno mire las cosas, porque habrá quienes piensen que antes estábamos peor y existen las personas que creen que resultaba mejor el siglo pasado. Al final, es una cuestión de mirada profunda hacia lo individual, porque lo que para mí está bien, para alguno de ustedes, apreciables lectores, seguro no lo está. 

Abril se marcha rápido, con pasos agigantados, potentes; pasos que no perdonan a nadie, que sin importar si somos ricos, pobres, imperialistas o rebeldes, igual nos alcanzan y rebasan. 

Abril se va, ya se ha ido aunque nos neguemos a creerlo. Se fue entre nuestros dedos una vez más… muy lejos quedan esas memorias y recuerdos en donde este mes era algo especial, ya sea porque las vacaciones nos daban un respiro de la otra existencia, o porque el día 30 era esperado con toda la emoción del mundo. 

Hace tiempo que abril no es tan benévolo como lo son febrero, octubre o diciembre. Hace tiempo que el día 30 de este mes dejó de ser la magia que solía, sin embargo, no nos queda más que seguir con la esperanza intacta de que, en otro punto de la vida, abril y el día 30, las vacaciones y el calor, puedan abrazarnos como lo hicieron antes, cuando éramos menores, y no tan menores. 

¡Hasta el próximo jueves!

Postdata: Feliz 30 de abril a todas las niñas y niños que aún guardan la curiosidad por descubrir el mundo, en lo profundo del corazón. 

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