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Abandonad toda esperanza, hoy embriagados del futuro poder

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Abandonad toda esperanza, hoy embriagados del futuro poder

RETRATOS HABLADOS

El verdadero tamaño de todo político es cuando está en el poder, sea una presidencia municipal o la del país. No hay cargo que se asuma sin las consecuencias derivadas de la soberbia, siempre bajo el auspicio de una corte de aduladores que se harán a un lado, cuando el antes, casi deidad del Olimpo, haya caído en desgracia.

En ese espejo, y no en otro, deberán mirarse los que ya fueron destapados como candidatos a una alcaldía, por la vía tradicional o la del tinglado de las encuestas, que para el caso es lo mismo: a la fiebre y locura de la campaña que están por empezar, sucederá una gestión dividida en tres únicas etapas: la primera, ligada a la construcción de proyectos, momento preciso en que podrán descubrir a los que han decidido acompañarlos sin otro interés que hacer el bien por sus municipios.

La segunda, cuando los primeros ya le renunciaron y sus puestos ocupados por todo un coro de halagadores profesionales, lambiscones pues, pero que saben bien de su labor y la forma como habrán de cobrarse cada una de sus lisonjas. Por ahí podrá encontrar, a futuro, el origen de la corrupción que muy probablemente lo lleve a la cárcel.

Y la tercera etapa, cuando los que lo colmaron de loas y alabanzas, empiezan a salir de su equipo, porque se han dado cuenta que ahora les toca a ellos ser los que lleven la estafeta, razón por la cual acudirán a denunciarlo de todo lo habido y por haber (en muchos casos con razón), porque han reunido todas las pruebas sobre las que fincarán su lanzamiento a la candidatura del que habrá de quedar en calidad de cadáver.

El fin es, tarde o temprano, la cárcel, el destierro porque a tiempo huyó, y la rabia con los que ya le acuchillaron por la espalda.

Pondrán en marcha el plan emergente de querer imponer a su sucesor, o sucesora, para que les cubra las espaldas, con resultados ridículos y patéticos.

Eso les espera a buena parte de los que, hoy mismo, ya se miran como adalides de la justicia y la libertad.

Sépanlo, y abandonad toda esperanza, luego de haber cruzado el umbral de la casa del poder. Sépanlo.

Mil gracias, hasta mañana.

Mi Correo: jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

X: @JavierEPeralta