El Papa Francisco y el celibato sacerdotal: un paso atrás

DE CUERPO ENTERO
    •    En 836, el Concilio de Aix-la-Chapelle admite abiertamente que en los conventos y monasterios se han realizado abortos e infanticidios para encubrir las actividades de clérigos que no practican el celibato


 
1.- UNA HISTORIA DE TANTAS
“Cuando se dio cuenta el Padre David ya se la había hecho tarde, el maldito despertador no sonó y seguramente llegaría tarde a celebrar la misa de domingo. Estela, su siempre fiel Estela solía despertarlo a tiempo, pero aquella noche de sábado había sido diferente a otras; habían ido a celebrar sus ya 15 años de ser pareja y la verdad se imponía no solo una lujosa cena con vinos oscuros, sino un renacer en caricias nuevas y prohibidas, ambos habían flotado en un placer sin fin y el sueño se había prolongado sin sentir. David con mucho cuidado besó el hermoso pelo largo de Estela, la contempló en silencio y así sin hacer ruido salió corriendo a su parroquia.
    David no ha querido que Estela se embarace, siente que complicaría todo, pero cuando ve que los años pasan, cómo sueña con un hijo, con una casa llena de luz y de gritos donde al volver de su trabajo una familia lo esperen; se siente falso y traidor, sin embargo cuando logra hablar de frente y a los ojos de su Dios sabe que él lo entiende, llenándose de una paz que solo él sabe invade su corazón”.

2.- ANTECEDENTES
La historia del celibato sacerdotal católico, por cierto, es bastante sinuosa y ambigua: en el siglo VII en Francia -existen documentos que muestran- que la mayoría de los sacerdotes eran hombres casados y en el siglo VIII San Bonifacio informa al Papa que en Alemania casi ningún obispo o sacerdote es célibe.
En 836, el Concilio de Aix-la-Chapelle admite abiertamente que en los conventos y monasterios se han realizado abortos e infanticidios para encubrir las actividades de clérigos que no practican el celibato. San Ulrico, un santo obispo, argumenta que, basándose en el sentido común y las escrituras, la única manera de purificar a la Iglesia de los peores excesos del celibato es permitir a los sacerdotes que se casen.
Pero en 1074 el papa Gregorio VII dice que toda persona que desea ser ordenada debe hacer primero un voto de celibato: “Los sacerdotes deben primero escapar de las garras de sus esposas”; en 1095 El papa Urbano II hace vender a las esposas de los sacerdotes como esclavas y sus hijos son abandonados, y finalmente en 1123, el Concilio de Letrán decreta que los matrimonios clericales no son válidos e impone la exigencia del celibato para el sacerdocio.

3.- MÁS HISTORIA QUE CONTAR
A pesar de lo cual en el siglo XV todavía el 50 por ciento de los sacerdotes son hombres casados y aceptados por la gente y hubo Papas casados, como los había habido antes del Concilio, empezando por el primero, San Pedro.
Pero también Félix III (s. V), Hormidas (s. VI, con un hijo que a su vez fue Papa), Clemente IV (s. XIII), Félix V (s. XV). Muchos Papas, por su parte, aunque no casados, tuvieron hijos públicamente y no ocultaban para nada la existencia de sus amantes, que vivían en palacios y eran visitadas por el Papa a la vista de todo el mundo.
El más conspicuo seguramente fue Alejandro VI Borgia, padre de Lucrecia y César Borgia, que no ocultaba la existencia de sus amantes, a quienes instalaba en palacios a la vista y conocimiento de todo el mundo (es verdad también que por ese entonces, el capelo de cardenal se vendía muchas veces a laicos que eran casados previamente, lo cual explica en parte este tipo de situaciones estando ya el celibato instaurado). Durante todos esos y estos siglos se discutió sobre el asunto y los argumentos no fueron muy distintos de los que se esgrimen hoy.
 
3.- UN PASO ATRÁS
El Sínodo de la Amazonia celebrado en octubre del 2019 ya había perfilado la revolucionaria posibilidad de ordenar a hombres casados como sacerdotes; las lejanías inmensas de estos lares, y la falta de vocaciones imponían dejar ya el celibato, iniciando por estos espacios apartados. El 12 de febrero de este año, se esperaba con la respiración contenida que el Papa Francisco en su exhortación apostólica “Querida Amazonia” abriera esta compuerta obsoleta y decrepita. No fue así, y se pierda una oportunidad de renovación.
    El mundo se transforma y lo que apenas ayer era inconcebible ahora resulta muy cotidiano; las comunicaciones son al instante y el mundo se hizo pequeño.
La Iglesia tiene que vivir una modernización donde los jerarcas vivan al ritmo de una existencia más real, más actual; en otras palabras, que fluya su vivir al ritmo de todos los seres terrenales.
Sería grato que al igual que los líderes de otras iglesias, los de la católica buscaran dar testimonio al diseñar y construir familias al mismo tiempo de ejercer un rol religioso acorde con esta época de tanta modernidad.
Que la trascendencia de los líderes de la iglesia no sea porque quieren organizar marchas contra el matrimonio igualitario, sino porque esparcen acciones amorosas y de paz; sin embargo, el Papa Francisco dejó pasar la oportunidad.

4.- CONCLUSIONES
Los riesgos son elevados y el costo muy alto, y si ahora por cada seis ciudadanos del mundo uno profesa la religión del Vaticano, de no haber cambios que actualicen este sistema, en los años próximos irá feneciendo la iglesia de Pedro.
    Si hace 800 años se veía a la sexualidad como un camino seguro a la perdición y al pecado, urge que ahora logremos verla como un sendero seguro para poder vivir en paz y con herramientas claras para poder establecer vínculos de afecto y de amor.
Si los encargados de llenar los senderos de amor promueven el odio, podemos llegar a un camino sin retorno, y entonces cada cual que cargue con su culpa.

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