RELATOS DE VIDA
“Espero que pronto entiendas que lo que nunca quise fue contar tu historia aunque pudiera resultar conmovedora… Pero, perdona, amiga mía, no es inteligencia ni es sabiduría, esta es mi manera de decir las cosas, no es que sea mi trabajo, es que es mi idioma”, citando la canción de un famoso cantautor español, presento esta historia… esperando que ella entienda.
Son varias las llamadas recibidas, mismas en las que se escucha como se le quiebra la voz, para finalmente soltar en llanto, en donde se oyen las mismas interrogantes que tienen en común ¿por qué?
En más de 35 años permeó la misma situación, la infidelidad y en todas esas perdonó sin haber sido solicitado; el miedo a perder a sus hijos ante la amenaza directa, fue el principal obstáculo para no decidir hacer sus maletas y comenzar de nuevo.
Aguantó, siempre aguantó; pese a que su corazón estaba hecho añicos, se levantaba cada día con una esperanza, un cambio de la pareja que eligió hace más de tres décadas para formar una familia, y con ello sembrar en su abatido y destrozado órgano vital, una ilusión.
Sin embargo: los gritos, humillaciones, exigencias, maltratos e infidelidades continuaron, incluso incrementaron; y la esperanza finalmente murió con un mensaje recibido en el celular de esa pareja en la que puso todo su amor, el remitente: “mamita linda”.
No hizo dramas, no cuestionó, lloró, pataleó, golpeó, repitió las interrogantes para sí, y después del cansancio por toda la liberación de emociones, realizó unas cuantas llamadas y programó lo que sería un nuevo comienzo; después de media vida dedicada a alguien que no quiso tenerla pero que sabía que siempre estaría.
La continuación de esta historia, sólo ella lo sabe, pero ahora tiene un nuevo semblante, conoce de antemano que habrá días difíciles, pero camina con la cara levantada, con la firme convicción que tiene un gran respaldo, sus hijos, quienes lo único que quieren es que finalmente viva feliz y disfrute su vida en plenitud…