LAS CAMPANAS
DE MI IGLESIA
Las campanas de mi iglesia
Saben a pueblo,
A recuerdos lejanos,
Cuando de mano de mi madre
Aprendí el padre nuestro
Y el ave María.
Seguramente no cantan
Como suenan vivaces
Las campanas eternas
De la iglesia de Pedro,
Notre Dame o San Marcos,
Pero yo las prefiero
Humildes como son,
Porque tienen anclados
Los rezos de pequeño,
Y la imagen hermosa
De mamá en oración.
Conozco sus canciones,
Su voz llamando a misa,
Su danza de sonidos
Repitiendo los nombres
De la gente del pueblo,
Campanas sabias, nuestras,
Campanas hechas de peces
De trigo y de cebada,
de buñuelos sabrosos
Y mole con elotes,
en la mesa de entonces
de ahora y para siempre.
Mi iglesia es muy pequeña
De nueces y piñones,
dulces de mil colores,
Recuerdos que se quedan
Sonando en mil sabores,
Campanas navideñas
Gritando con su bronce
que El Niño Dios llegaba,
Y la noche estallaba
En ríos de café negro
Y guajolotes tiernos
Con sus vestidos rojos
De guajillo y serrano
Con blanco ajonjolí.
Las campanas cantaban
La alegría de las bodas,
De bautizos y fiestas
Del señor San Miguel,
Y su voz era un manto
Que cubría nuestras casas,
Jugaban en las calles
A la roña y hoyitos,
Niñas de bronce y oro
Que guardo en la memoria,
Amigas siempre fieles
Con ojos de metal.
Campanas de mi iglesia
Pequeña y muy humilde,
Con la imagen sagrada
De mi padre Jesús,
Canten, suenen campanas,
Inunden con sus voces
Mis calles y recuerdos,
Presentes en la marcha
Camino de la vida
Y final del camino
Redobles de difunto,
El principio y el fin.
He oído muchas campanas
De grandes catedrales,
Basílicas papales
Con música grandiosa
Y voz angelical,
Pero esas mis campanas,
De esa mi iglesia humilde,
Las llevo en la memoria
A ritmo de la sangre,
Corazón con badajo
De un niño
Que bailaba con su dulce sonar.
No se callen campanas,
Caminen por mi vida,
Alégrense conmigo
Y lloren con mis ojos,
Porque en su canto recio
Creció mi alma de niño,
Que bailaba en el pueblo
Oyéndolas cantar.
Cuando ya no las oiga,
Sabré que me he marchado
Y extrañaré sus cantos
De bronce, viento y pueblo
Que es todo lo que soy.
Que lo último que oiga
Sea escuchar mis campanas
Que señalen la ruta
De la barca sagrada
Del niño de Belén.