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Bibliomanía, la “enfermedad del libro” que surgió en Europa en el siglo XIX

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    •    La condición nunca fue clasificada médicamente. Pero comenzó a ser denominada como “enfermedad” a partir del juicio de un bibliotecario que robó miles de libros


En 1869, el teólogo bávaro Alois Pichler fue nombrado “bibliotecario extraordinario” en la Biblioteca Pública Imperial en San Petersburgo, Rusia, una posición prestigiosa acompañada de un no menos importante salario. Pero no fue ese importante puesto el que llevó a Pichler a la fama, sino su enfermiza obsesión por los libros. Meses después de llegar a San Petersburgo, otros empleados de la Biblioteca constataron que un número importante de libros había desaparecido de su colección y notaron también un comportamiento extraño en Pichler. En 1871, más de 4 mil 500 títulos que faltaban de la Biblioteca fueron hallados bajo su posesión, lo que desencadenó su arresto y exilio en Siberia. Pichler tiene la distinción de haber cometido el mayor robo de libros registrado en una biblioteca europea, escribió Mary Stuart en su artículo “The Crime of Dr. Pichler: A Scholar Biblioklept in Imperial Russia and His European Predecessors”, publicado en la revista Libraries & Culture. Según Stuart, durante el juicio, su defensa trató de mitigar la pena alegando que el teólogo padecía una “condición mental peculiar, una manía no en el sentido legal o médico, sino en el sentido ordinario de una pasión violenta, irresistible e inconquistable”. Es decir, Pichler era una víctima de la “bibliomanía”, una condición que en la Europa del siglo XIX se consideraba una temida enfermedad.
Quienes la sufrían eran principalmente hombres de clase alta que sufrían un frenesí por… los libros. A priori, adquirir libros no parece tan malo, pero en la época se consideraba que la bibliomanía llevaba a sus víctimas a la perdición, invadidas por un oscuro deseo de poseerlos, particularmente aquellos ejemplares únicos, como las primeras ediciones y las copias ilustradas. Muchos de los que padecieron esta “neurosis” gastaron auténticas fortunas tratando de perseguir su obsesión.
Un oscuro deseo
En el siglo XIX, el reverendo inglés Thomas Frognall Dibdin exploró esta “neurosis”, que él mismo sufría, en su libro “Bibliomanía” o “La locura del libro: un romance bibliográfico”. En “Bibliomania” Dibdin describe usando incluso un lenguaje médico, aunque la condición nunca fue clasificada médicamente-, los síntomas de la bibliomanía. Entre ellos se encuentra un furor desmesurado por buscar primeras ediciones o ediciones limitadas, libros de ciertos tamaños o impresos de cierta manera.
De hecho, Dibdin señala ocho tipos particulares de libros con los que los coleccionistas estaban obsesionados: primeras ediciones, ediciones auténticas, libros impresos en letra gótica, grandes copias en papel, libros con bordes sin cortar, copias ilustradas; copias únicas con encuadernación marroquí o forro de seda, y copias impresas en vitela.