Tuzobús desata ira de los usuarios por costos e incomodidad

NÚMEROS CLAROS

Los usuarios están indignados y sin voz para hacerse escuchar. Los ciudadanos que se amontonan y reviven los viacrucis para subir el metro de la ciudad de México, apretados en el interior de las unidades del Tuzobús como si se tratara de latas de sardinas, en buses pequeños angostos por dentro, donde los ancianos, mujeres embarazadas y niños se van asfixiados en horas pico, exponiendo a las mujeres a abusos. Esto sucede a unos días de que la mayoría de los estudiantes regresen a clases.

 

El Tuzobús, que debería mejorar el sistema de transporte en la Ciudad de Pachuca, se ha convertido en un dolor de cabeza para los usuarios. Atrás ha quedado la deforestación de la principal arteria de la ciudad, el Boulevard Felipe Ángeles; la construcción de las enormes escaleras peatonales de hierro sobre el Boulevard que distorsionan el paisaje urbano, prácticamente a 200 ó a 300 metros de distancia, muchas de ellas bajo la excusa de tener el servicio normal y el exprés.

            Ya funcionando el Tuzobús, ahora se trata de la acumulación masiva de los usuarios en las estaciones en las horas pico y de los accidentes, que ya habíamos previsto en otro artículo hace meses, a lo largo de la vía del nuevo sistema de transporte llamado a modernizar la ciudad y aumentar la calidad del servicio para los ciudadanos.

            El 5 agosto pasado, el director del Sistema Integrado de Transporte Masivo de Hidalgo (SITMAH), Manuel Rebollar Intriago, hablaba de las bondades del nuevo sistema de transporte y recomendaba que se pagara con monedas en los despachadores de tarjetas de trasporte, porque las máquinas no daban cambio, algo inadmisible en la época actual, donde se pueden hacer pagos en efectivo en los cajeros bancarios y recibir el cambio correspondiente.

            Rebollar Intriago, explicó entonces las ventajas de contar con la tarjeta y señalaba que era “recomendable disponer de los plásticos, ya que estos reconocen viajes continuos, pues el primero cuesta 8 pesos, el segundo 2 y el tercero 0 pesos cuando hay una secuencia en los trasbordos”; sin embargo, en la práctica esto ha sido palabra muerta, los pachuqueños se ven obligados a pagar ocho pesos por el uso de los microbuses “conectores” con el Tuzobús, cuyos choferes les solicitan el pago en efectivo, detrás de lo cual se percibe un problema de corrupción. Regularmente los usuarios venían gastando 15 pesos en ida y vuelta, ahora están gastando entre 20 y 32 pesos, cuando carecen de su tarjeta, al margen de que Hidalgo sigue siendo uno de los Estados con salarios más bajos del país.

            El 17 de agosto, decenas de usuarios se manifestaron a lo largo de la ruta del Tuzobús, exigiendo la reducción de las tarifas, marchando sobre el carril confinado al transporte “masivo”, que ha resultado una caricatura ante la enorme demanda de usuarios. Ayer jueves se efectuó otra manifestación en contra de las altas tarifas, que salió de la Prepa 1 hacia el Centro de Pachuca, mientras se recogen firmas para solicitar la reducción de las tarifas, solicitando tarifas especiales para estudiantes y discapacitados.

            Pero, además, como lo habíamos previsto, a falta de educación vial en el Estado de Hidalgo, donde se entregan licencias de conducir sin exámenes teóricos y prácticos de manejo; donde el sistema de vialidad en las rutas del Tuzobús está plagado de deficiencias en muchos cruces viales, los cuales carecen de semáforos o unen al Tuzobús con los automóviles en el carril confinado. Por ejemplo, el 17 de agosto pasado al menos se produjeron dos accidentes, al chocar frente a la Preparatoria Número 1; el 18 agosto hubo más accidentes sobre el Bulevar Felipe Ángeles, a la altura del retorno del Instituto Tecnológico de Pachuca, uno de esos cruces absurdos que se han diseñado.

            Los usuarios están indignados y sin voz para hacerse escuchar. Los ciudadanos que se amontonan y reviven los viacrucis para subir el metro de la ciudad de México, apretados en el interior de las unidades del Tuzobús como si se tratara de latas de sardinas, en buses pequeños angostos por dentro, donde los ancianos, mujeres embarazadas y niños se van asfixiados en horas pico, exponiendo a las mujeres a abusos. Esto sucede a unos días de que la mayoría de los estudiantes regresen a clases.

            Todos los usuarios coinciden en que el sistema puede ser eficiente, pero que requiere ser rediseñado, debido a que el nuevos sistema de transporte carece de señalización adecuada, sobre todo en las rutas y terminales de las “Alimentadoras”, donde no hay mapas sobre sus rutas y horarios de salida o llegada, sobre el destino final de las mismas.

En los países desarrollados, incluso en ciudades donde se hablan dos idiomas simultáneamente, esos mapas y horarios de llegadas y salida son básicos para orientar a los usuarios. En la era de las comunicaciones, de los mapas satelitales, de las impresoras a color, resulta inadmisible que no se hayan construido casetas donde se exhiban los mapas y las rutas de las “Alimentadoras”, que den protección a los usuarios ante las lluvias, el aumento de la intensidad del calor o el frío.

Lejos de ello, como expresión del subdesarrollo y evitando realizar más gastos en infraestructura, las autoridades han dejado a los choferes la tarea de informar al público, de enfrentarse con los usuarios, de contener su cólera por el mal funcionamiento de un sistema de transporte mal planificado, diseñado sin considerar las experiencias, no de Puebla de donde se trajeron las unidades de un sistema que no funcionó ahí, sino de otras ciudades de países desarrollados, que no son inalcanzables ni de conocer ni de poner en práctica, pues representan sólo una mejor planeación y organización del sistema de transporte.

Algo absurdo que sucede en el funcionamiento de las “Alimentadoras”, es que los choferes de esas unidades no conocen las rutas, no saben a dónde se dirigen, lo que los obliga a preguntar a los usuarios para orientarse; desconocen las parados establecidas y, en consecuencia, vuelven a las viejas prácticas, expresión del subdesarrollo de pararse en cualquier parte, incluidas las esquinas de calles y avenidas, poniendo en riesgo a los automovilistas.

Un caso increíble lo narra un usuario, que explica que el martes 18 de agosto, una persona con discapacidad que se dirigía a CRIT, debió ser bajado en una parada anterior, debido a que el chofer del Tuzobús ignoraba que había una parada ahí, obligando a una señora con discapacidad a caminar más de 700 metros.

Al respecto, escaleras de acceso a las estaciones del Tuzobús, rampas de acceso a ellas construidas para los minusválidos, han sido bloqueadas por automóviles y camionetas, cuyos dueños han encontrado en los enormes espacios creados a lo largo del Boulevard Felipe Ángeles, el mejor estacionamiento público gratuito o vitrina para unidades en venta, bajo la impunidad e inacción de la policía vial.

Los estudios previos, obligatoriamente realizados para poner en marcha este sistema de transporte, debieron considerar eran necesarias más rutas alimentadoras en algunas zonas, como por ejemplo en “La Loma”, una de las zonas más deprimidas de los suburbios de Pachuca, donde sólo hay 4 unidades, según uno de los choferes.

En definitiva, resulta difícil poder incorporar aquí todas las preocupaciones de los usuarios del Tuzobús, pero las autoridades deberían recabar toda la información necesaria de estos primeros días de funcionamiento del nuevo sistema de transporte, con el fin de rediseñarlo y corregir sus fallas, para hacer de éste un verdadero sistema de transporte cómodo, eficiente y barato para la mayoría del pueblo.

 

 

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