CINE DE MAÑANA
• Durante la primera parte de la cinta, Grau consigue un interesante filme de suspenso
El director Jorge Michel Grau llamó poderosamente la atención hace nueve años, con Somos lo que hay, un filme sobre una familia de caníbales citadinos.
Por eso resultaba muy atractivo ver su más reciente trabajo, “Perdida”, a cuya premier nos invitaron los buenos amigos de Cinépolis.
Se trata de una nueva versión de la cinta colombiana “La cara oculta”, de Andrés Baiz realizada en el 2011.
El atormentado director de orquesta Eric (José María de Tavira) se entera de que su esposa colombiana Carolina (Paulina Dávila) lo ha abandonado.
Desesperado se va a emborrachar a un bar, en donde la mesera Fabiana (Cristina Rodio) se compadece de él y se lo lleva a su departamento, pese al enojo de su roomie Ligia (Sonia Franco).
El músico inicia una tórrida relación con la chica, a la que lleva a su mansión en el Desierto de los Leones.
Pero su romance se ve interrumpido por la llegada del inspector Benítez (Juan Carlos Colombo) y su ayudante Vilches (Luis Fernando Peña) que le informan que Carolina no ha salido del país, y dejan entrever que él la asesinó.
Fabiana comienza a escuchar ruidos extraños en la mansión, y piensa que se trata del fantasma de Carolina.
Durante la primera parte de la cinta, Grau consigue un interesante filme de suspenso al estilo de “La sospecha” de Alfred Hitchcock. Sin embargo el interés decae en la segunda parte, que se antoja lenta y repetitiva, parta resurgir en un final inesperado.
“Perdida” resulta pues un thriller no del todo logrado, que consigue salvarse por su historia original y sus bellas intérpretes.