RETRATOS HABLADOS

* No es lo mismo Grupo Universidad que UAEH

Hoy mismo el grupo político que controla la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, pondrá en marcha la estrategia que les ha rendido buenos resultados cuando se trata de implantar en el imaginario ciudadano la idea de que ellos y los universitarios (alumnos, maestros, investigadores y administrativos) son uno solo; que sus obsesiones de poder tienen el aval de la comunidad universitaria, y que por lo tanto cuestionar siquiera las pretensiones de sus diputados locales de agenciarse recursos económicos extraordinarios del proyecto de Presupuesto 2020, es una agresión absoluta al futuro educativo de la entidad.
    Todos sabemos que no es así, que el Grupo Universidad pasó de ser durante algún tiempo la plataforma que impulsó la expansión y modernización de la institución con un amplio programa de infraestructura, a ser la herramienta para impulsar el crecimiento del poder político de su principal dirigente, que decidió eternizarse en el manejo absoluto de la UAEH en el entendido de que su legado a la posteridad caería por tierra si dejaba de ser quien diera el visto bueno para todas y cada una de las decisiones que se tomaran.
    Con 33 años en el papel de única y definitiva autoridad para la designación de rectores, el Grupo Universidad impuso en el cargo de 1986 a 1991 a Juan Manuel Menes Llaguno, quien renunció una vez que su sucesor cumpliera la edad para asumir la rectoría de 1991 a 1998 y después imponer a Juan Manuel Camacho Bertrán, de 1998 a 2005; Luis Gil Borja, de 2005 a 2011; Humberto Veras Godoy de 2011 a 2017 y Adolfo Pontigo Loyola, de 2017 a la fecha.
    Por supuesto, y en una evaluación seria, la era del grupo político citado no se tradujo en una caída libre del nivel académico o de proyectos de crecimiento. Por el contrario, fue precisamente en la etapa que su líder fungió como rector cuando la UAEH creció exponencialmente y se transformó de ser una universidad provinciana, a la que empezó a crecer en infraestructura con campus en prácticamente todo el territorio hidalguense.
    Luego entonces, ¿qué sucedió?
    Para nadie es desconocido que el uso unipersonal del poder transforma a casi cualquier persona, pero prolongarlo por 33 años desaparece ese casi y el resultado es que el campo de influencia para el que encabeza esa especie de dictadura empieza a sentirlo pequeño, no digno de su investidura, por lo que las aventuras para buscar ampliar su campo de acción a todo el estado son una consecuencia lógica.
    Asumirse como única y real autoridad en una universidad tan grande como la de Hidalgo, ante una comunidad cada vez más incapaz de hacer cuestionamientos por las consecuencias relámpago que se traducen en despidos, nubla la reflexión, y quien para ese momento no tiene la menor duda de que ha rebasado cualquier expectativa de perfección, empieza el largo y tortuoso camino del que ya no acepta otra realidad que la suya.
    Desemboca en el terreno político quien está cierto que no hay tierra que lo merezca, que tiene un legado histórico en educación para Hidalgo, pero no repara que ese legado puede ir a parar a la basura por el error más simple y común entre la gente de poder, y que es negar la sucesión limpia y honesta, porque da por hecho que si alguien llega a la rectoría sin que lo autorice, de inmediato buscarán echar por tierra su obra transformadora.
    Nacen así las dictaduras, los cacicazgos y el personaje que en algún momento brilló con luz propia, también empieza descubrirse como un líder al que le tienen miedo, terror, y cada vez menos afecto.
    No importa si su grupo se ve como una parte oscura de la universidad, si ha dejado de pertenecer a la comunidad a la que se supone sirve. Ya no importa, y el grupo político se transforma para usar a la comunidad únicamente para sus fines, siempre ligados a la obsesión por poder y más poder.
    Por eso es importante precisar que no, la comunidad universitaria debe ser apoyada en todo momento, pero no así un grupo político que es investigado por una cuenta bancaria con más de tres mil millones de pesos. Una cosa es el selecto grupo de personas que preparan lo que considera el asalto final al poder, y otra los estudiantes, los maestros, los investigadores, los trabajadores universitarios.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta
    

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