¡Fúchila, guácala!
Los ricos también lloran, se tiran al piso y hacen berrinche. Uno diría que esas cosas estaban reservadas exclusivamente para esos que no les entraron las letras porque tenían hambre, pero ayer fuimos testigos, que sí, ellos también se quejan. Algo debe estar pasando en el país, porque antes, los que protestaban eran los pobres y hoy lo hacen los ricos, lo curioso, es que la analogía de estas protestas tienen que ver con la derecha y con el PAN, que para los resentidos sociales, no tiene ninguna sorpresa, pues además de ser machos, son mochos, que no tienen simpatía con las diferencias ni con los desprotegidos. Para ellos la clave no está en el producto, está en la etiqueta, así que ayer muchas encopetadas y catrines, hicieron lo que nunca en sus vidas: caminar y exigir derechos, acompañados de sus mozos, nanas y choferes, porque primero muertos que sencillos.
Lo que en algún tiempo era un privilegio, hoy es así tipo: “wey, ¡que oso con tu vida!, o sea, me tapo una, me tapo la otra y no mames” (dele el tono fresón), o sea, tener de amigo a un panista son cosas incompartidas. Ahí está el caso del ex diputado, Cipriano Charrez, panista de esencia y ese nunca se niega, porque según la ciencia social, el origen se nota. Hoy me lo tienen guardado, no precisamente por pruebas periciales contundentes, sino porque uno de los suyos rajó, dando santo y seña de lo ocurrido aquella negra noche en que le dio un beso a un joven conductor y le regaló un viaje, solo que el beso fue con una Ford Raptor como a 160 kilómetros por hora y el viaje fue pal’ otro mundo sin boleto de regreso.
Su amigo, brother, compa, chaperón, colega de farras, secretario particular, asistente y hombre de todas sus confianzas, Alan Moreno, ex dirigente del PAN en Ixmiquilpan, terminó siendo la chimolera del club, “chiva les dicen, we”, rajó ante las autoridades, lo que seguramente no fue gratis, porque en política nada es casual ni de “oquis”, sino no se explican algunas visitas al Palacio de Gobierno en el estado. Según su versión, ese día les dio sed de la mala, comenzaron a empinar el codo en la Ciudad de México, luego ya en dirección a Ixmiquilpan, pasaron a un Oxxo a comprarse otros alipuces, puro Buchanan’s del que le gustaba al patrón, de ahí la historia ya la conoce. Ya lo dijera AMLOBB: “fúchila, guácala”, solo de imaginar de tener un amigo como Alan, asco tu vida we.
Por fortuna no todos los panistas son iguales, ahí está el caso del presidente municipal de Zimapán, quien la semana pasada obtuvo un Honoris Causa. Usted se preguntará: “¿pa’ qué sirve eso?”, pues en realidad para dos cosas, para adornar la pared y aumentar el ego. Como sucede en estos casos, los resentidazos sociales, esos que no toleran el triunfo ajeno ni los logros de los demás, salieron a decir que dicha distinción es más que falsa, que lo otorga el Claustro Iberoamericano, quien hace doctores por manada, previo cobro de 30 mil pesitos por cada uno.
Es la misma distinción que le dieron a la señorita Laura, quien luego de descubrirse el fraude del doctorado, tuvo que devolverlo y las instituciones se deslindaron del Claustro Iberoamericano, porque también es “patito”. Fúchila, guácala.
En corto:
* Ayer, un grupo de vecinos de Julián Villagrán, retuvieron a un conductor de la Ciudad de México, luego de que este atropellara a un ciclista que viajaba en peregrinación a la Villa en la Ciudad de México.
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