• Desde hace veinte años recorre los barrios más empobrecidos de Nairobi
Va a las universidades, bares y calles de prostitutas regalando a todo el que se cruza condones y consejos sobre salud sexual
EFE.- Stanley Ngara, aferrado a sus cajas de condones, recorre las embarradas callejuelas del suburbio keniano de Kibera. El autoproclamado “rey de los condones de África” evoca el drama de 15 millones de muertos: el número de fallecidos por enfermedades relacionadas con el sida en todo el continente.
“Kenia estaba mal, el estigma era algo real. Enterrábamos ataúdes en papel de nailon y ya sabes que en la cultura africana debes ver el cuerpo, debes pasar una noche con el cuerpo… Pero el estigma era muy fuerte”, recuerda sobre los temibles años 80 este incansable predicador de un único mensaje: la necesidad de protegerse contra el VIH y el sida.
“Muchas personas se suicidaron. Muchas infectaron a otras bajo el lema ‘no voy a morir solo’. Hubo mucha venganza. Los antirretrovirales costaban unos 6.000 chelines (53 euros actuales; más de mil pesos mexicanos) y pocos podían pagarlos. Fue algo terrible y doloroso”, regurgita Ngara, quien contra todo pronóstico -y de la mano de la oenegé LVCT Health- logró convertir ese dolor en su objeto de lucha.
“¿Quién mantiene relaciones sexuales extramatrimoniales?”, pregunta el “rey” en uno de los escondidos bares de Laini Saba, una de las trece localidades en las que se divide el enorme asentamiento informal de Kibera, donde viven cientos de miles de personas.
Casi todos los presentes -muchos ya ebrios pese a que solo es mediodía- levantan unos brazos pesados, pero pocos los mantienen cuando Ngara repregunta quién usa preservativos en esas relaciones.
Al menos 1,6 millones de personas en Kenia viven con el virus transmisor del sida (VIH). Solo en 2018 se diagnosticaron 46.000 nuevas infecciones de VIH en este país y 25.000 personas murieron por enfermedades relacionadas con el sida, según ONUSIDA.