Bolivia: De los agravios a la Wiphala a la represión indígena

NÚMEROS CLAROS
    •    Los manifestantes ayer lunes se concentraban en el centro de La Paz y se disponían a tender un cerco sobre la ciudad para asfixiarla de hambre


Es probable que el presidente Evo Morales y el Movimiento al socialismo hayan calculado mal su estrategia dentro de las recientes elecciones presidenciales. La confianza en los movimientos sociales bolivianos, en el apoyo popular de la mayoría del pueblo indígena de Bolivia, el cual representa más del 63% de la población de ese país, probablemente no permitió ver que los cambios sociales no pueden centrarse en un sólo hombre sino en la capacidad de penetración y movilización social de una organización política, suficientemente capaz para convertirse en un partido de masas y contar con relevos.
 
Desde hace años la mejor opción para suceder al presidente Evo Morales pudo haber sido su vicepresidente, el Dr. Álvaro García Linera. Un hombre con comprometido con los movimientos sociales, militante de izquierda desde su juventud y con estudios en los Estados Unidos, pudo haber sido la mejor opción para el relevo de Evo, entre otros tantos líderes del Movimiento al Socialismo (MAS), como la propia Adriana Salvatierra, presidenta del Senado hasta antes del golpe de Estado.
 
Sin embargo, ahora es tarde para recapacitar sobre las decisiones del pasado. Lo cierto es que hoy en Bolivia se ha instaurado un gobierno de facto liderados por blancos y mestizos racistas, los cuales detestan al pueblo boliviano mayoritariamente indígena, al que pretenden cerrarle el paso al poder a cualquier costo, incluso mascarándolo. Al concluir la semana pasada, habían sido asesinas más de nueve personas en Oruro y la Comisión de Derechos Humanos en Bolivia señalaba que al menos 23 personas habían perdido la vida en enfrentamientos con la policía y el ejército.
 
En tanto que, la ONU ha denunciaba un uso desmedido de la fuerza frente a la población que libremente se ha movilizado en la Ciudad del Alto y en La Paz, así como en otras ciudades bolivianas, en contra del gobierno de facto de Jeanine Añez, la senadora del Benin, parte de la región de la “Media Luna” de Bolivia, poblada por blancos y mestizos que han enfrentado al gobierno del presidente Morales a lo largo de sus tres mandatos.
 
La tensión sigue aumentando en Bolivia y los movimientos de campesinos, estudiantes y mineros bolivianos ya no quieren dialogar, sino la renuncia incondicional Jeanine Añez. El viernes pasado había ya 5 manifestantes asesinados en Cochabamba, uno de los centros de apoyo del presidente Evo Morales; en tanto que, el sábado la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), organismos de la Organización de los Estados Americanos (OEA) al que no pertenecen los Estados Unidos, hablaba de 4 muertos, corroborados por el Defensor del Pueblo de Bolivia.
 
Los manifestantes ayer lunes se concentraban en el centro de La Paz y se disponían a tender un cerco sobre la ciudad para asfixiarla de hambre. Campesinos llegados de todas partes de Bolivia, quienes han exigido a la policía y al ejército no recurrir a la fuerza de las armas para detenerlos, han decidido poner retenes en todas las carreteras para evitar que los alimentos lleguen a una ciudad donde, en la plaza central Jeanine Añez y sus esbirros se han parapetado con el poder.
 

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