CONCURSO DE TOMAR PULQUE
Un día salimos bien madreados de la mina de El Bordo. Estábamos en el despacho del nivel 370, esperando la jaula para que nos sacara. En eso se me acercó “El Hongo”, que era del pueblo de Cerezo, y nos echó la hablada:
• Ustedes siempre presumen que son tomadores de pulque, pero déjenme decirles que para nosotros valen madre. Ahora en estos días y mes de la Revolución, como está de moda el pulque, los retamos a un concurso para el próximo domingo en el pueblo. Hemos visto que tienen buenos tomadores y vamos a ver de qué tigres salen más rayas. Solamente los que van a participar estarán sentados delante de los jueces que darán el veredicto del ganador. Nosotros ya tenemos a los participantes, que son tres: que es “El Ratón” “El Cuero” y un servidor. Así que hay tiempo que busquen a sus gallos.
Nos juntamos aparte para que no nos escucharan, y luego regresamos con ellos.
• ¿Cuáles serían las reglas?
• Nosotros compraremos 100 litros de pulque del mejor, y les vamos a decir cómo se llevará el concurso sin trampa, para que todo sea legal.
• 1. Se tomará el participante un vaso de medio litro, sin despegárselo de los labios.
• 2. Al tomar no derramara ni una sola gota por los lados de la boca.
• 2. Como estarán sentados, no deberán pararse a orinar.
• 4. El que vomite o trate de hacerlo, queda descalificado.
• 5. Los concursantes tomarán un vaso normal de pulque, cada 5 minutos, hasta que se termine el barril de pulque.
• Nota: en caso de que se termine el pulque, se mandará a traer más, hasta que quede un ganador.
• El premio será de mil pesos, que será pagado por los representantes del equipo.
“El Burro” era nuestro gallo; chupaba más que un recién nacido. Todo le pareció muy bien, y le dijo al organizador que lo anotara, junto con Fortino y “El Chango”. Que ya no se hablara más del Asunto, puesto que estaba tratando con hombres y no con viejas.
Al día siguiente platicamos y recordamos cuántas cantinas teníamos en Pachuca.
• Desde el barrio El Atorón hasta El Arbolito, toda la calle de Observatorio, Peña y Peña:.
“El Atorón” “El Paso del Norte” “La Vena de Oro” “La Cumbre” “La Trampa” “El Molino” “El Relámpago” “La Palma” “La Princesa” “Las Palmeras” “La Veta de Santana” “La Estrella” “Casa El Güero” “El Gran Golpe”; por la calle de Ocampo, está “El Campeón” “El Reloj de Arena”
“La Hermosa Mila” “El Lucero” “El Mosco”; y hay que buscar tomadores, preguntarles a los dueños, quiénes son los mejores para tomar, porque dicen los de Cerezo que chupan de todo, pulque muchachero, del fuerte, del suave, del dulce y curados.
Se acercó “El Burro” a la plática, y les dijo:
• Ya no le hagan a la mamada. Conmigo, es más que suficiente; pero como quieren otros dos, por eso llevo a Fortino y al “Chango”. Veánle el hocico, cómo lo tiene.
• Ya no hablemos más del asunto. Los que están apuntados, esos son los nuestros, que de seguro van a ganar. En la semana que vengan los jueces, tenemos que depositar el dinero del premio, de eso ya no hay problema. El Gato Seco va a poner 300 pesos y entre nosotros, lo demás, hasta llegar a mil. Pero no se vayan a rajar a la hora, porque el juez de barrio de Cerezo tiene pistola.
• También nosotros.
Pasaron los días, y en toda la mina, se hablaba del concurso de pulque. Los concursantes de Pachuca ya se estaban preparando, entrenando diario. También nos dijeron que alguno de nosotros podría ser juez.
• Ya lo tenemos, va a ser “El Gato Seco”. Así que hay que cuidar que los participantes no se vayan a pasar de entrenamiento.
Los días pasaron muy rápido, y llegó el día señalado. El salón donde se iba a realizar el evento estaba muy bien arreglado. Tenían una mesa para los presentes, para los concursantes, para los jueces. “El Burro” y sus compañeros se paseaban muy salsa, casi retando con la mirada a los del pueblo.
Llegaron varias personas de los poblados de El Bordo, de La Estanzuela. El Chico; a ellos les invitaban cervezas. Se escuchó una voz en el micrófono:
• Estimados presentes, es para nosotros un orgullo, hacer un evento como este, porque nos recuerda a la Reina Xóchitl, que fue la que descubrió el pulque, una bebida que nos sirve como alimento, como alegría y es nuestro gusto hacerle publicidad. Después del evento, todos están invitados a probar el famoso pulque. Sean bienvenidos.
Pasaron al centro los mineros de San Juan, representantes de Pachuca, la Bella Airosa.
– Los jueces pueden pasar al lugar. Y en unos minutos comenzarán a demostrar, quiénes son los más buenos para tomar el neutle, de Pachuca y Cerezo.
Poco a poco, fueron pasando, y “El Ratón”, que miró muy feo al “Burro”, como retándolo, comenzó el primer punto, y les sirvieron el vaso a cada quien, de medio litro. Antes de comenzar se saludaron, y dio la orden de tomar. “El Burro” abrió el hocico y por poco se lo toma con todo y vaso. Los contendientes se limpiaron los labios. “El Burro” ya estaba esperando el otro. Comenzaron con los vasos chicos. Nuestro campeón que era “El Burro”. Cada que terminaba, se limpiaba la boca y nos cerraba un ojo.
A los 7 vasos vimos que “El Burro” ya estaba haciendo bizcos, y a los ocho se escuchó un grito de protesta.
• ¡Ya perdió! Ya perdieron. “El Burro” se orinó en los pantalones.
Todos los del pueblo cargaron al “Ratón”, paseándolo, gritándole que era el campeón, junto con sus compañeros. “El Burro” se nos quedaba mirando como idiota, y se encongía de hombros. Como juez, tenía yo derecho apelar a su favor, así que tomé la palabra.
• Perdonen, señores jueces, pero la reglas dicen que pierde el que se pare a orinar tres veces, y él no se paró.
Mirándome el juez de ellos, me dijo, muy enojado:
• ¡Ya perdieron, cabrones!
Me azorrajó un jarro en la cara, abriéndome la ceja, de la que me brotó mucha sangre, y tirándome al suelo, me dio de patadas. Todos mis compañeros entraron a los madrazos, pero eran muchos los del pueblo, que nos hicieron correr, y parte del camino nos corretearon a pedradas. Llegamos a la cantina que está a la entrada del barrio El Arbolito, y nos juntamos. Se unieron otros amigos que no tenían vela en el entierro, y los corretearon a su pueblo.
La mayoría de nosotros estaban sangrados, golpeados, abiertos de la cabeza, de la cara; otros, trompudos. Estábamos muy enojados porque “El Burro” fue el culpable. Les pregunté:
• ¿Adónde quedó “el Burro”.
• Allá se quedó, el cabrón, estaba bien borracho. No se pudo parar.
Como a la hora llegó, con un ojo cerrado, y marcas de golpes en la cara y en todo el cuerpo. Trataba de abrir el ojo bueno, para disculparse.
• Me dieron pulque del bueno; por eso perdí.
Todos le mentaron la madre. Y nos dimos cuenta que los cantineros le echan agua al pulque y no nos venden del bueno. Por eso fue la derrota.