Tumba de Tutankamón, el escondite de Nefertiti

El enterramiento del faraón niño, de planta anómala y pequeñas proporciones, escondería un almacén y el pasillo hacia la cámara funeraria de Nefertiti.

 

Durante décadas una legión de arqueólogos y forofos de la egiptología han buscado sin éxito la sepultura de Nefertiti (1370-1330 a.C.), la atractiva esposa del faraón hereje Ajenatón. El enigma podría estar, por fin, a un paso de ser descifrado. La escurridiza cámara funeraria de la reina -cuyo busto sentó nuestro canon de belleza faraónica- se hallaría a escasos metros del angosto enterramiento de Tutankamón, en las áridas entrañas del Valle de los Reyes. Es la fascinante tesis que acaba de formular el británico Nicholas Reeves.

En los últimos meses este egiptólogo de la Universidad estadounidense de Arizona ha rastreado las fotografías en alta resolución tomadas por la organización Factum Arte que sirvieron para elaborar en su taller madrileño la réplica exacta de la tumba de Tutankamón, expuesta desde el pasado mayo en los aledaños de la casa de Howard Carter en Luxor.

“La prueba que me alertó de la posible existencia de estancias adicionales dentro de la tumba KV62 (perteneciente al faraón niño) fue el reciente escaneado de las paredes realizado por Factum Arte. Las imágenes, al estar libres de cualquier distracción y color, ayudan a examinar con gran detalle la superficie de la cámara funeraria”, señala Reeves.

“Sobre esa textura de yeso -detalla- se pueden discernir trazos lineales que por su tamaño y posición indicarían la presencia de las jambas de una puerta”.

A partir de las huellas localizadas en los muros, el experto -responsable del hallazgo de una tumba en 2000- ha pergeñado un mapa que esboza las zonas que habrían permanecido ocultas desde que en 1923 Carter descubriera la sepultura y, al primer haz de luz, musitara: “veo cosas maravillosas”.

“Estaríamos ante una tumba mucho mayor de la que conocemos ahora. Habría una cámara lateral debajo de la decorada pared oeste de la cámara funeraria y una prolongación de la tumba más allá del muro norte”, enumera Reeves.

La inquilina que habría compartido vida de ultratumba con el fugaz faraón -subió al trono a los 12 años y murió cuando rondaba los 20- sería la buscada Nefertiti. Un auténtico nicho real para uno de los mitos del Egipto faraónico, “celebrado como consorte, corregente y probable sucesor de Ajenatón”.

 

 

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