Deserción: Asunto medular en la agenda educativa del nivel medio superior (XVIII)

Dinámica Educativa

Uno de los motivos posibles para decidir trabajar y estudiar al mismo tiempo es la necesidad de obtener dinero para aportar al hogar o para poder continuar con los estudios. La estadística descriptiva apunta en esa dirección ya que las diferencias más grandes en cuanto indicadores laborales se dieron entre los jóvenes de distintos niveles de ingreso.

 (Tomado del: Reporte de la Encuesta Nacional de Deserción en la Educación Media Superior, 2012)

                “El modelo mostró que el nivel socioeconómico, aunque en menor medida que otras características de los jóvenes, es un factor que contribuye a identificar a los alumnos en riesgo de deserción:

Para los estudiantes que se ubican en el cuartil más bajo de ingresos (primer cuartil), la probabilidad de desertar es mayor en 15 puntos porcentuales con respecto a los estudiantes ubicados en el 50 % de los hogares con mayores ingresos.

Para los estudiantes con un ingreso familiar per cápita inferior al promedio, y que se ubican en el segundo cuartil, la probabilidad de deserción se incrementa en 5 puntos porcentuales.

Además, si en algún momento mientras se estudia la Educación Media Superior ocurre la falta de dinero en el hogar la probabilidad de desertar es mayor en 10 puntos porcentuales.

                El modelo predictivo que se realizó tomando en cuenta solamente a los jóvenes de menores ingresos mostró que, para ellos, las becas cobran una mayor relevancia en términos de retención escolar. Asimismo el tener hermanos desertores afecta más a este grupo de jóvenes, quienes también se muestran más vulnerables a situaciones como el sentirse discriminados o el no sentir confianza en la autoridades educativas y docentes.

                Trabajo

                La estadística descriptiva muestra una asociación negativa entre trabajar y la decisión que los estudiantes toman para continuar o no sus estudios, independientemente de si esto les reporta en lo inmediato beneficios que pudieran ser necesarios para garantizar un nivel mínimo de bienestar económico y social.

No resultó poco común que los estudiantes trabajaran y estudiaran: más de la cuarta parte de todos los entrevistados declaró haber trabajado en algún momento mientras cursaba la Educación Media Superior.

Los jóvenes que abandonaron sus estudios trabajaron más que quienes concluyeron, aunque las diferencias no son tan significativas:

De los desertores, el 30.2 % reportó que trabajó alguna vez cuando estudiaba, mientras que el porcentaje de jóvenes no desertores que trabajó fue de 26.2 %, cuatro puntos porcentuales de diferencia.

Los desertores también trabajaron más horas por semana que los no desertores y ganaron más dinero en promedio:

El 20.1 % de los desertores mencionó que durante el tiempo que trabajó lo hizo en un promedio de 20 horas a la semana o más, mientras que el 15.2 % de los no desertores reportó haber trabajado el mismo número de horas. En consonancia con la estadística anterior el salario mensual promedio de los desertores que trabajaron fue más alto: $3,056.00 pesos, en comparación con los $2,391.00 de salario que percibieron los no desertores que trabajaron.

Uno de los motivos posibles para decidir trabajar y estudiar al mismo tiempo es la necesidad de obtener dinero para aportar al hogar o para poder continuar con los estudios. La estadística descriptiva apunta en esa dirección ya que las diferencias más grandes en cuanto indicadores laborales se dieron entre los jóvenes de distintos niveles de ingreso:

El 32.7 % de los alumnos con menores ingresos trabajó en algún momento cuando estudiaba, en contraste con el 20.1 % de aquellos con mayores ingresos.

El 19.6 % de los jóvenes con menores ingresos trabajó 20 horas a la semana o más, en contraste con el 12 % de los jóvenes con mayores ingresos.

A pesar de trabajar menos en promedio, lo jóvenes de mayor nivel socioeconómico tuvieron un ingreso mensual promedio 38 % mayor que el de los jóvenes de menores ingresos. Esto puede reflejar, por un lado, un acceso dispar a opciones laborales mejor remuneradas, sin embargo, es probable también que sea dicho ingreso adicional lo que los ubique en un cuartil de ingreso mayor.

Ahora bien, los resultados del modelo predictivo muestran, contrario a la estadística descriptiva, una pequeña pero significativa relación entre haber trabajado 20 horas por semana o más y una menor probabilidad de desertar.

El trabajo, por un lado puede sustituir el tiempo dedicado a la escuela y al esparcimiento, y por el otro puede aportar recursos que permitan continuar con los estudios.

Al respecto queda abierta la oportunidad para explorar con mayor profundidad en futuras investigaciones el impacto directo de trabajar durante la Educación Media Superior.

Valoración sobre la importancia de los estudios

El 96.6 % de todos los entrevistados en ningún momento pensó que estudiar tenía poca utilidad. La percepción del estudio resultó relevante con respecto a la deserción como costo de oportunidad del trabajo:

Mientras que el porcentaje de alumnos que trabajó cuando estudiaba fue similar para desertores y no desertores, el 26.5 % de los primeros consideró en algún momento que trabajar era más importante que estudiar, mientras que sólo el 5.9 % de los no desertores lo pensó así. Esto significa casi 21 puntos de diferencia.

Con respecto a esta percepción las diferencias por nivel de ingreso no fueron tan grandes:

El 12 % de los jóvenes con menores ingresos llegó a considerar que trabajar era más importante que estudiar, con respecto al 5 % de quienes mostraron mayores ingresos, siete puntos de diferencia.

La idea que los jóvenes se forman sobre la importancia de trabajar en comparación con estudiar puede ser fundamental en la decisión de abandono escolar. Esta valoración puede conducir a los jóvenes no sólo a complementar sino a sustituir por completo los estudios por el trabajo, ya sea para satisfacer la necesidad inmediata de un ingreso familiar adicional o por considerar que, a mediano o largo plazo, es menos redituable invertir en la propia formación educativa que contar con el ingreso inmediato y con la experiencia que ofrece el trabajo.

El modelo predictivo muestra que, mucho más que el hecho de haber trabajado mientras se estudiaba y más que el nivel socioeconómico, considerar el trabajar como más importante que estudiar significa una mayor probabilidad de deserción. En particular, esta probabilidad es mayor en 24 puntos con respecto a quien no piensa así.

Drogas, alcohol y tabaco

El consumo de drogas ilegales, así como de tabaco y alcohol, aunque reportado por menos del 13 de los jóvenes, fue mayor para los desertores:

El 4.8 % de los desertores fumaron marihuana al menos una vez mientras estudiaba en comparación con 2.3 % de los no desertores.

El porcentaje de desertores que consumía bebidas alcohólicas una o dos veces por semana fue de 8.5 % en los desertores y 4.8 % para los no desertores. Además 12.8 % de los desertores fumaba dos o más veces por semana, de los no desertores el porcentaje fue 5.3 %.

El hecho de que los estudiantes consumieran al menos una vez por mes marihuana, cocaína, heroína u otras drogas ilegales no tuvo poder predictivo cuando se consideraron también las demás variables utilizadas en el modelo.” (Continuará).

*Responsable de la Rectoría de la Universidad Tecnológica Bilingüe de Mineral de la Reforma (UTMiR-BIS).

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