A mis amigos en el panteón

FAMILIA POLÍTICA

CALAVERAS 2019

DESAYUNO DE LOS MARTES

Dr. Raúl Salinas

Don Sergio Raúl Salinas,
vago del Jardín Colón,
hoy descansa en el panteón.
Se juntó con “gentes finas”:
“El Media Luna”y “El Mallotas”…
le enseñaron palabrotas
y la magia del albur;
más la mística rotaria
lo envolvió con su glamour.
Médico en su vida diaria,
aunque elegante y “fifí”
ya no votó por el PRI.

Roberto Calderón

El viejito, Calderón,
de gran bigote y pelón;
una vez, en plena cruda,
rasuró por confusión
a su epidermis peluda.
La muerte, allá en el panteón
lo regañó, siempre ruda:
“lo que te tape te ayuda,
el bigote era trofeo
para verte menos feo”.

Francisco Nahúm Cruz

Panchito, el septuagenario,
ojos de Chale, rasgados;
hoy en tétrico sudario
paga todos sus pecados.
Profesor de matemáticas:
prepotente y antipático,
(él creía que era simpático)
en sus aburridas pláticas.
A la crítica fue sordo
porque a todos caía gordo.

DESAYUNO DE LOS JUEVES.
Don Darío Pérez González

Don Darío Pérez González
fue a la tumba en plenitud
de facultades mentales
y en eterna juventud.
Lloran tristes: Jonguitud
Costeira y Beto Piedraza;
ya ningún jueves se pasa
en un desayuno igual,
porque la muerte triunfal
lo llevó a su eterna casa.

Roberto Piedraza

Alzheimer, artritis, próstata…
una a una y en conjunto,
convirtieron en difunto
a Piedracín, El Apóstata.
Lloran los Charrez Pedraza:
la familia quedó mocha,
sólo vive Jorge Rocha,
que a su compadrito abraza.
Un amor, aunque se envieja,
no se olvida ni se deja.

Jaime Costeira

Jaime Costeira: El Maestro,
prócer de la educación
murió sin un Padre Nuestro,
sin ninguna absolución.
Muy sólo está en el panteón
olvidado en el presente.
Las plazas que repartió,
(dicen que no las vendió,
pues lo hizo en nombre del SNTE);
ya el pueblo las olvidó:
¡cómo es ingrata la gente!

Alberto Jonguitud

Al médico Jonguitud
lo prestamos a Tlaxcala;
su conducta fue muy mala
en el área de salud.
Regresó en un ataúd
que, a la fecha, nadie paga,
porque es cortesía de Arriaga.

Aurelio Marín

Dicen que a Aurelio Marín
lo extrañan en Tulancingo.
Entre calacas y un pingo
marcha en el viaje sin fin.
Se “petateó” de un coraje
porque un desconsiderado
en un malvado mensaje
le dijo: “Gordo Pelado”.

Juan Manuel Menes

Juan Manuel Menes Llaguno
era discreto, educado;
Cronista muy inspirado
que estudió como ninguno.
Un día conoció a Piedraza:
le cayó la maldición;
los albures con “la raza”
practica allá en el panteón.

Juan Manuel Sepúlveda,
Alejandro Mariel

Eran, Chepus y Mariel,
alegadores huastecos.
Ya están callados y secos;
los tumbó la muerte cruel.
Festejaban el Xantolo,
mas, ya cerca de su fin,
los dos dijeron que sólo,
gustaban del “Jalogüín”.

Carlos Camacho

El buen Carlitos Camacho
era un “chairo” de los buenos;
de los que, siempre serenos,
a los corruptos, muy gacho,
les decía: “¡guácala! ¡fuchi!
te acusaré con mamuchi”.
Pero murió solitario;
sólo Witvrun, solidario,
le sigue dando consejos
y curando sus complejos.

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