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Uso legítimo de la fuerza…

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PIDO LA PALABRA
    •    Los hechos de estas últimas semanas rebasan los límites de la tolerancia, pues da la impresión de que la Guardia Nacional va a otra guerra


Pensemos con un poco de cordura y con el ánimo bien frio; no se trata de atacar a nadie, por lo que no hay necesidad de que nos desgarremos las vestiduras sin necesidad alguna, pues lo que menos necesitamos en este momento son discusiones estériles y descalificaciones absurdas que lo único que provoca es desviar la atención, sobre todo cuando la falta de argumentos desborda al denuesto de merolicos.

Los hechos de estas últimas semanas rebasan los límites de la tolerancia, pues da la impresión de que la Guardia Nacional va a otra guerra, pero ahora sin fusil; ya sabemos que la instrucción es no responder a lo que se ha dado por llamar “provocación”, cuando desde mi limitada y desconfiada perspectiva, más que provocación pareciese un acto de agresión consentida.

Ya sabemos que la policía está para cuidar el orden y no dudo que en el fondo eso deseen hacer, pero los hechos me envían un mensaje totalmente opuesto, tal como sucedió en el aniversario de los 43 de Ayotzinapa, en donde los infiltrados volvieron a demostrarle al Gobierno de la Ciudad de México que no hay autoridad que los detenga. Ahora se vuelve a presentar la misma actitud en el aniversario del 2 de Octubre, que por cierto, esa agresividad de los anarquistas logró que la fecha si se olvidara, pues de lo único que se habla hoy día es de la violencia y la actitud permisiva de las autoridades.

Pero, además de estar perdiendo autoridad ante los ojos de la sociedad, se está gestando otro problema que puede resultar más grave, y es el que ante la inacción de quienes tienen de obligación de defender a la ciudadanía, provoque que la comunidad, en defensa de sus casas y negocios se pueda enfrentar con los rijosos; ya lo hemos visto en las imágenes que circulan en los medios de comunicación televisada: comerciantes armados con palos para defender sus pertenencias, y la policía… dejándose golpear.

Entendemos que los policías reciben órdenes de no actuar, como también entendemos la frustración y encono que se puede estar acumulando en aquellos elementos que viéndose agredidos y humillados por los rijosos, no pueden ni siquiera soltar un puñetazo en su defensa; no se trata de agredir, se trata de que se debe permitir el uso de la fuerza legítima en aras de volver a un estado de derecho y no de desorden, porque eso que hacen los rijosos no llega a anarquía, ni mucho menos a conservadurismo que, esto último, más bien suena a aprovechar una oportunidad para ataque político y de la cabeza para abajo los demás solo corean el eco de la instrucción invisible.

Se agreden a los policías en Michoacán, en Guerrero, en la Ciudad de México y lo más reciente, en Chiapas; si sigue ese estado de cosas, tarde o temprano se puede confundir prudencia con debilidad, y a nadie, muchos menos a la sociedad honesta le conviene que su brazo protector se convierta en un ente de brazos cruzados y quebrantado por la falta de acción.

Es obvio que nadie quiere la violencia, pero también es más que evidente que el pedirles que se porten bien, por muy buenos propósitos que esa expresión encierre, la verdad es que no sirve de mucho; para fortalecer el estado de derecho no basta con buenas intenciones; por eso le pido a las autoridades que ya hagan algo o los voy a acusar con su mamá y sus abuelos.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.