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Nos urge empatía social

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La opinión de: Nelson Vargas
    •    La violencia nos ha envuelto al punto que hemos perdido la capacidad de asombro, pero lo que no debemos de perder es la capacidad de ayudarnos los unos a los otros


Ahora que nos hemos convertido en una sociedad que está pegada al celular para todo, también hemos perdido la capacidad de asombro, la capacidad de hacer algo por el de a lado y eso es realmente preocupante. Los videos que se hacen rápidamente virales a través de las redes sociales desnudan un fenómeno que no ayuda en nada a mejorar como sociedad. Hombres peleando con mujeres afuera de un bar, en el metro; padres propinando a sus hijos verdaderas palizas; un loco cortando la cola a un perro por comer del basurero; supuestos funcionarios públicos atropellando a un par de estudiantes… Y así podríamos seguir enumerando situaciones en las que la gente podría dejar su celular a un lado, dejar de grabar y ayudar. Seguramente habrá situaciones en las que al tratar de defender a una persona en clara desventaja o tratar de evitar alguna agresión, nuestra vida puede estar en peligro y resulta entendible no tomar el riesgo. Sin embargo, ha habido muchas otras en las que más de uno se dedica a grabar con el celular en lugar de ayudar cuando bien podrían hacerlo. Cada vez son más, también, las imágenes en las que la sociedad celebra el castigo inmediato hacia los criminales —en linchamientos públicos —. Esto último tiene que ver con el hartazgo que existe por la falta de certeza y justicia de parte de las autoridades. No es que esté bien, porque tomar justicia por propia cuenta puede convertirnos en lo que tanto odiamos. Sé que llegar a estas medidas es parte de la desesperación, pero hay que tener siempre en cuenta los riesgos de hacerlo. Afortunadamente, también se han presentado los casos en los que personas toman la iniciativa de ayudar a quienes están en una dificultad o sufriendo una agresión y ambos logran salir bien de la misma. Y esas imágenes son las que en verdad pueden generar esperanza para saber que no estamos tan perdidos, que todavía puede existir un sentimiento de empatía entre todos nosotros que permita ir más allá de lo que por ahora nos tiene, prácticamente, de rodillas ante aquellos que no se tientan el corazón para quitarnos por lo que hemos trabajado o hasta la vida. Me quedo con eso, con que en este México aún existe gente capaz de tender una mano al prójimo en momentos complicados. Lo hemos vivido en desastres naturales, claro, pero ahora también a diario, ya que desafortunadamente la violencia nos ha envuelto al punto que hemos perdido la capacidad de asombro, pero lo que no debemos de perder es la capacidad de ayudarnos los unos a los otros porque solamente así, esta sociedad volverá a ser fuerte.