Rumbo a la Casa Blanca
- El vicepresidente de EU medita plantar cara a Hillary en las primarias demócratas para las presidenciales, como le hizo prometer su hijo, fallecido este año
Las primarias del partido republicano de EU parecen un circo con trapecistas, domadores, magos, equilibristas, payasos y espontáneos comparadas con las de su rival demócrata: un concierto de una solista, con apenas un telonero. Las aguas bajan con mucha más calma en la orilla demócrata.
Hillary Clinton, favorita incuestionable desde mucho antes de que anunciara su candidatura, solo tiene al acecho al independiente Bernie Sanders, un senador por Vermont cuyo discurso populista ha ganado mucho apoyo recientemente pero que está lejos de inquietar a la ex secretaria de Estado en las encuestas. Pero todo podría cambiar con la irrupción de Joe Biden. El vicepresidente de Barack Obama en sus dos mandatos en la Casa Blanca se plantea presentar su candidatura a la presidencia de EU.
En la decisión se mezclan la ambición -llegar a presidente es su gran sueño, según los más cercanos-, estrategia electoralista -Biden podría animar las primarias y curtir a Hillary para la recta final de las elecciones- y razones personales. Al parecer, su hijo Beau, fallecido a finales de mayo a los 46 años por un cáncer cerebral se lo pidió en su lecho de muerte. Lo relató hace unos días Maureen Dowd en una columna en «The New York Times»: «Beau estaba perdiendo la capacidad de vocalizar y el lado derecho de su cara estaba parcialmente paralizado. Pero tenía una misión: intentar que su padre le prometiera que se presentaría a las presidenciales, con el argumento de que la Casa Blanca no debía volver a los Clinton y que al país le iría mejor con los valores de Biden». (Agencias)